Dramaturgo

Realmente no ha podido ser más oportuna la celebración del Día de Extremadura de este año. Alguien podría pensar que se había elegido este fecha, 8 de septiembre de 2003, con toda la intención. Pero no, la fecha está antes, los acontecimientos han sido fortuitos, Rodríguez Ibarra no pactó la fecha con Maragall, Maragall no ha hablado pensando en el Día de Extremadura, Saura desconoce esta celebración, los incendios no avisan, y salvo Aznar que adelantó el nombre de Rajoy para que no coincidiera con nuestra fiesta, todo lo demás es azar. Estoy deseando conocer el contenido del discurso institucional, lo confieso, más que nada para no fabricarme películas ante algo que me inquieta: ¿por qué ese mapa de España bordado con primor en el cartel anunciador y la referencia explícita a España?, ¿qué España representa, la que yo me imagino o la que anda por el mundo colocando toros negros de latón y cargados de turmas patrioteras?

Si hacen un poco de memoria recordarán del capítulo de ´El nombre de la rosa´ en el que fray Jorge y fray Guillermo se enfrentan por el tema de la risa. Para fray Jorge la Iglesia no podía aceptar la risa porque Cristo nunca rió, según él, aunque debajo estaba su temor a lo revolucionario de la risa. Para Guillermo aquella idea de Iglesia severa, hierática y ahumada por las hogueras inquisitoriales, era obra de Satán.

Para mí, como extremeño, la idea de España no abomina de apellidos pero tampoco se aferra a cordón umbilical alguno; para otros, supuestamente como españoles, la idea de España excluye por bastardos a quienes ostentamos otros nombres.