Manoli Orantos tiene una herida incurable desde hace ya casi un cuarto de siglo. La delegada de la asociación Víctimas del Terrorismo no ha podido cerrarla a pesar del tiempo transcurrido. Para paliar el dolor de la pérdida del ser querido y para no sentirse sola ante el silencio institucional decidió que dedicaría su vida a ayudar a otros extremeños en la misma situación. Desde 1981 hace una labor no visible pero sensible con aquellos paisanos que han pasado por un horror similar. Nació en Mérida (1951) y actualmente es ama de casa, a pesar de que ha intentado incorporarse en varias ocasiones al mercado laboral. Vive en el barrio de Ciudad Jardín en Badajoz, al que se ha mudado hace pocas fechas. Tiene dos hijos varones de 24 y 25 años. Cuando su marido fue asesinado tenían dos y tres años. Era Avelino Palma, un agente de la Guardia Civil, natural de Olivenza, que entonces cumplía destino en la localidad de Salvatierra de Alava (Vitoria). Ella estaba aún en Extremadura, porque hacía sólo un mes que se había incorporado su marido al servicio en el País Vasco. En el atentado murieron tres personas. Manoli afirma que la alcaldesa y el párroco del pueblo donde se realizó el atentado eran cómplices del comando ejecutor. La vida de Manoli no ha sido normal desde entonces.

En Extremadura la Asociación de Víctimas del Terrorismo tiene 36 socios, pero los afectados por la barbarie terrorista son muchos más, repartidos por las dos provincias. Algunos no se han hecho socios porque no conocen la existencia de la Asociación y están repartidos por el País Vasco o Madrid.

Su vida la resume en una frase: "He sufrido mucho, estoy sufriendo mucho y me queda mucho por sufrir. Esto es para quien le cae. No se olvida nunca, por muchos años que pasen el dolor no remite. Te queda un trauma para los restos de tu vida".

Asegura que después del atentado no se levanta cabeza. Durante cerca de cinco años tuvo la moral por los suelos y después la pena se suaviza levemente. "Olvidarse, no se olvida".

La delegación de Víctimas del Terrorismo organiza reuniones mensuales de sus socios y en Navidad celebra la fiesta de Reyes para los huérfanos, puesto que los niños son objetivo prioritario para la asociación.

Las reuniones se realizan en la residencia militar y en el transcurso de éstas se analiza cómo va la situación económica y la jurídica. No obstante, quizá el aspecto psicológico sea el que requiere una atención principal.

Manoli asegura que cada vez que se produce un atentado todos los afectados por terrorismo vuelven a vivir su experiencia. "Recordamos lo vivido, pero haciendo un esfuerzo procuramos ir a visitar a las víctimas cuando pasa un tiempo prudencial. Les decimos que aquí estamos".

Las medallas, condecoraciones y reconocimientos tienen un gran valor para ellos. Manuela Orantos recogió en septiembre del 2000 la Gran Cruz del Reconocimiento Civil junto a 254 personas, en un acto presidido por el presidente del Gobierno, José María Aznar. Fue el primer gran homenaje de las instituciones a las víctimas del terrorismo. En ese acto se entregó un diploma en reconocimiento a los asesinados. Asegura que es "un bálsamo para curar las heridas".

GRAN EMOCION

Afirma que recibió las medallas con una gran emoción ya que al final se abrían los palacios después de "pensar que tendríamos que comprar las medallas y ponérnoslas delante del espejo". En aquel homenaje hubo muchas lágrimas porque se removieron viejos recuerdos.

En cuanto al gobierno regional, afirma: "Creo que la Junta de Extremadura ha tenido siempre una deuda con nosotros. Esperamos que la concesión de la Medalla de Extremadura no se quede sólo en un recuerdo de un día. La defensa de nuestro presidente en los medios de comunicación en Bruselas debe materializarse en más actos en favor de las víctimas. Hemos estado muy desprotegidos durante años. Podrían haber estado mucho más pendientes de nosotros y preguntarnos qué necesitamos. Subvención no nos ha dado nunca y la necesitamos para la ayuda psicológica. Tengo solicitada al respecto una entrevista y espero que me reciba porque él está muy sensibilizado".

Manuela Orantos asegura que en el tema del terrorismo el panorama es muy negro y comenta que las medidas policiales son la solución más conveniente. "No pedimos penas de muerte, sino que los terroristas no salgan de la cárcel y cumplan íntegras las condenas. El que la hace, la paga", concluye.

No comprende las razones de los violentos para llevar a cabo sus acciones terroristas. Ahora trata de no inculcar el odio a sus hijos. Manoli hace senderismo para distraerse y es socia del Club del Caminante de Badajoz. Los sábados y los domingos hacen rutas por el exterior de Badajoz.