Cuando a fray Francisco de Andrés, prior de la comunidad jerónima de Yuste, le comunicaron la concesión de la Medalla de Extremadura se llevó una gran sorpresa, ya que no se esperaba el reconocimiento para el Monasterio. Los monjes sabían de la existencia de la Medalla de Extremadura, pero no imaginaban que ésta iba a recaer sobre el cenobio. "No pensé que se iban a acordar de nosotros, ni creo sinceramente que merezcamos tal distinción", comenta fray Francisco de Andrés, quien agradece de corazón la Medalla. Y añade: "Es una responsabilidad mayor para estar a la altura de lo que la gente piensa de nosotros y vivir nuestra vida a fondo. Cuanto a uno más se le reconoce, más se le obliga a responder de una manera madura, coherente con su existencia".

Ocho personas forman la comunidad jerónima que habita en el Monasterio de Yuste, donde llevan una vida de clausura, silencio, liturgia, estudio, trabajo y oración.

Cuenta con una hospedería interna para hombres y una externa para matrimonios, que aún se está acabando de construir. De la misma manera, aún están pendientes de la finalización de la biblioteca para poder abrirla al público, tanto la monástica como la espectacular de Vicente Cadenas, el famoso historiador del rey Carlos V.

VIDA ORGANIZADA

La vida en el monasterio está muy organizada y se desarrolla en un ambiente adecuado para que los miembros de la comunidad se puedan realizar a nivel humano y espiritual. Muchas personas se acercan al Monasterio de Yuste con la intención de pasar unos días viviendo la vida de los monjes. La hospedería está siempre ocupada. "Hay mucha necesidad de la gente para retirarse al Monasterio". Los jerónimos de Yuste realizan estudios sobre la Biblia dentro de su programa de formación permanente, así como en Humanidades.

Fray Francisco de Andrés nació hace casi sesenta años en un pueblecito cercano a Segovia llamado San Cristóbal, que actualmente se ha convertido en un barrio de la ciudad. Es el mayor de cuatro hermanos y se formó como tornero. Trabajó en varias empresas, entre ellas en la Gran de San Ildefonso, donde se hacían lámparas de cristal de roca. Fue deportista y tuvo novia. Pero un día sintió una llamada y comprendió que su camino era el contemplativo. Fue orientado --tras un tiempo de consultas-- hacia la Orden Jerónima. Lo dejó todo hace 37 años para dedicarse a una existencia de silencio, oración y formación.

Tiene una gran preocupación por la actual falta de vocación, por la continuidad de la Orden y de la propia comunidad. "A la gente se les va de las manos la vida que vive, porque ve que es muy superficial, material y sexual. Aunque en principio se dejen llevar por eso, ven que no conduce a una plenitud de vida. Y buscan algo que afiance más su vida. Pero es reacia a entrar en estructuras y compromisos que le aten de por vida", comenta.

No obstante, muchos jóvenes pasan por Yuste buscando ese retiro y esa paz para compartir la experiencia contemplativa con los monjes. Aunque es difícil que lo dejen todo para quedarse. "Da mucho reparo lo que es para siempre", sentencia.

Yuste, un día retiro Imperial, y hoy y siempre abierto al descanso y reposo de cuantos lo desean para compartir la realidad monástica, eclesial que es nuestra y del visitante.

El Monasterio de Yuste está situado en las estribaciones de la sierra de Gredos, en la comarca natural de La Vera (Cáceres), junto a la localidad de Cuacos.

El convento actual se reconstruyó sobre las ruinas del viejo Monasterio que sirvió de residencia a Carlos V en los dos últimos años de su vida (1556-1558). Actualmente, el Monasterio de Yuste es un importante punto de referencia por su significación histórica y artística, además de la notable belleza natural del entorno donde está ubicado el cenobio.