Q ueridos compañeros y compañeras del diario Extremadura: Muchas Felicidades.

Con motivo del 95 aniversario

me he puesto a pensar y creo que el primer artículo de mi vida lo publiqué en este periódico y en el conté mi suerte la reválida porque me salieron en el examen de historia los conquistadores extremeños. Y yo recordé el poema de Chamizo. Estoy convencido de que eso contribuyó a la nota. Pasaron los años y en los momentos en que menos se hacía eco la prensa nacional de una obra mía, el Extremadura vino a levantarme la auto-estima. Me abría sus puertas, a veces de par en par, doble página, y a pesar de que en la dictadura las ideas estaban muy bien definidas, tengo que decir que nunca me quitaron ni una coma de lo que escribí. Este aniversario me da la oportunidad de enviar un abrazo a personas que hace tiempo no veo y que en este periódico escribieron de mis trabajos. Las conservo. Un abrazo Félix, Marciano, Isidoro, Pilar, y tantos otros. Decían mis tías De Calostros, que era de bien nacidos ser agradecidos. Con el paso de los años he podido comprobar que en el presunto éxito de cada persona participa mucha gente, y que sólo se puede disfrutar del éxito cuando se ha pagado a todos los acreedores: Muchas felicidades Diario Extremadura.

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Enviado el trabajo, en el último día de plazo, me dice mi hijo, que lo ha copiado, ha enviado el artículo y Juan José dice que ha quedado muy corto. Piden unas 800 palabras y no hemos pasado de las 200. Le contesto que me encuentro muy turbio para seguir escribiendo más. El cambio de tiempo me tiene el pensamiento bajo mínimo. Un soneto me manda hacer Violante y en mi vida me he visto en tal aprieto. Catorce versos dicen que es soneto. Burla burlando van los dos delante. Releo lo escrito y pienso que es bueno que mi trabajo necesite más espacio porque he podido recordar a mi amigo Ventura que tantas veces habló de mí en su columna titulada El Peregrino. Sigo hurgando en la memoria y llega el recuerdo de Isidoro Reguera, por cuando fue el catedrático más joven de su generación y me presentó El Pasmo en El Brocense y no fue nadie. Rectifico: un profesor de la facultad, y de la Cruz Gutierrez, periodista que tocaba muy bien la guitarra. Decidimos irnos de cañas, Isidoro dijo que se publicaría el trabajo en una separata del Extremadura. Un largo estudio antropológico, sociológico y linguístico sobre El Pasmo. Lo he leído muchas veces porque más de treinta años dan tiempo para colmar vanidades legítimas. Entonces aprovecho y meto más versos para agradecerte muchas cosas y decirte que me gustaría pasar un rato contigo sin dejarlo tanto tiempo. Pienso que habré añadido más de 200 palabras. Aun me queda la cuesta, y en mi ayuda acude Marciano, que me hizo en su libro Conversaciones en Extremadura, una entrevista muy larga con preguntas meditadas sobre la situación de Extremadura en la España de la transacción. No es errata, y también Marciano se ocupó en el periódico de la huelga de hambre que hicimos Diego Bardón, Juan Carrillo, Cañada y yo para que se paralizase la central nuclear de Almaraz. Yo siempre he pensado que Conversaciones en Extremadura que compartí con Pablo Castellano, Jesús Vicente Chamorro, Barjola, Diaz Ambrona, y otros, he pensado que es uno de los libros imprescindibles para cualquier nueva generación extremeña que desee conocer de dónde viene. Otro libro imprescindible es Extremadura saqueada, que por sí solo debería haber sido una asignatura en la universidad de nuestra tierra. Pregunto y se me informa que aun tengo crédito por más de trescientas palabras. Recuerdo a Gonzalo cuando recién salido Sin Raíces me dijo que la mejor promoción era presentarse en la redacción de los periódicos y en las peceras de las emisoras, sin avisar, regalábamos ejemplares y en familia la entrevista salía sola. He ido muchas veces al Extremadura con Gonzalo y Teófilo Porras, que me ayudaron a promocionar mis libros. Debo ya ir por el verso diez o doce, estrujo la memoria y me llega el recuerdo de Marita, premio de novela ciudad de Cáceres, a la que desde este periódico envío un abrazo muy fuerte después de tantos años sin sabernos. Lo siento pero la cabeza hoy ya no me da para más y es hoy cuando tenemos que enviar este trabajo. Pregunto cuantas palabras faltan. Unas cien. No tengo otro remedio que recurrir a la wikipedia y decir que nací en Monrroy concluida la guerra, y que con un año de vida me vine a Hervás. Estudié dos años en el colegio de Jesuitas de Villafranca de los barros. Allí tuve fracaso escolar y abandoné el colegio para un peregrinaje por institutos que remendaban mi libro escolar. Hasta que en la revalida de sexto saqué notable. Creo yo que por mi examen de los conquistadores. Y escribí en el Extremadura sobre mis problemas escolares. Fue mi primer artículo con una foto grande. Lo último, una preciosa entrevista que me hizo Salvador Vaquero. Me quedan trece palabras. Sigue lloviendo en Hervás. Si el amable lector quiere contar. k