Llegar a un periódico cuando toda tu vida profesional ha transcurrido en televisión y radio, supone un gran reto. Más si es el decano de la prensa extremeña, con un bagaje de décadas y una hemeroteca que es parte de la historia contemporánea de nuestra comunidad. Para remate, le ha correspondido a una pacense como yo, emigrante retornada, escribir del día a día de la capital cacereña. Pero así ha sido y no puedo estar más que agradecida por la confianza depositada en mí. Porque esta experiencia no sólo me ha acercado a un medio del que desconocía casi todo, la prensa escrita, sino también a los profesionales que día a día llenan sus páginas de buen periodismo, pese a todas las adversidades.

siempre quise contar

historias, en las que yo no era protagonista, solo narradora, relatar el mundo que nos rodea, con sus grandezas y miserias. El periodismo local ofrece esa posibilidad. Mirar con otros ojos las calles por las que pasas diariamente. Preguntar a sus gentes las cosas que querías saber. Mostrar los elementos de unión y las diferencias que conforman la ciudad, porque todas ellas crean su identidad. Es cierto que puede parecer ‘menos’ que contar una guerra, entrevistar al presidente del Gobierno o codearse con los mandatarios del G-20; pero en realidad, es lo mismo. Hay que afrontarlo con la misma profesionalidad, cuidar las palabras que se imprimirán negro sobre blanco (y que se leerán en una pantalla, se compartirán en redes sociales, etc.), saber plasmar los diferentes puntos de vista, mantener cierta perspectiva sin alejarnos demasiado. Aprender, intentar mejorar, ese es el duro trabajo de cada día y tener presente que estamos aquí para contarlo. Y tampoco podemos olvidar que todo el universo cabe en una persona y que da igual si gobierna un país o busca empleo cada día, su historia, es un mundo. k