El 95 aniversario de El Periódico Extremadura -o de ‘el Extremadura’ como se le conoce en la calle- es una celebración que me llena de alegría. Participar en este cumpleaños tan especial tiene para mí, y para mis compañeros, una gran significación.

Primero por tener la

fortaleza, la suerte y la osadía de llegar hasta aquí a pesar de tanta crisis, de vapuleos, incluso de los malos tratos sufridos en algún momento por quienes esperabas que iban a estar a tu lado, apoyándote, y de la propia evolución que lleva siempre a renovarse o morir. Segundo, porque ser testigo en primera fila y primera persona después de todos los que se fueron (a los que añoraré siempre) es toda una proeza. Tercero, porque nuestro querido Periódico Extremadura hace historia cada día sumando un ejemplar más.

Yo también cumplo años en esta casa. Empecé hace 30 años cuando todo era fascinante y me emocionaba cada rincón del periódico, desde la Redacción, Talleres, Montaje, Maquetación, Administración, Suscripciones, Distribución... hasta llegar a Publicidad, era un mundo nuevo por conocer. ¡Había hasta una imprenta! En ella se imprimían libros por encargo, boletines y otros trabajos susceptibles de hacerse en ese cuarto lleno de máquinas que siempre estaban funcionando, con Morgado a la cabeza, Vigara, Alfonso y otros compañeros.

Mi primera labor fue la

de pasar a un ordenador -estamos hablando de 1988- todos los datos de los suscriptores que se anotaban en una ficha de cartulina. El archivador medía dos metros por dos metros aproximadamente. No os podéis imaginar la emoción que supuso ver la información en una pequeña pantalla ordenada alfabéticamente. De este departamento heredé las tijeras, la grapadora y un tipómetro que aún me acompañan. En el tipómetro pone «Alonso Rojo», el responsable de esta sección cuando yo entré. Me dijo que estas herramientas eran para mí y las conservo con honor. Entonces en Administración solo había una mujer

-Rosa Téllez, por cierto, gerente- y yo. Me apodaron ‘Farala’, como se llamaba la «chica nueva de la oficina» de un anuncio de colonia de la tele. ¡Qué majos!

por necesidades del guión pasé a la sección de Publicidad con mi querido Matías Rumbo. Allí se recortaban y pegaban (literalmente) los anuncios en las páginas, que estaban repartidas en la sala de montaje desde la portada a la contraportada. Con él aprendí el encanto de la publicidad: buscar, pensar y salir a la calle con productos interesantes para los lectores y que además fueran rentables, porque, al margen de lo que mucha gente cree, nuestro Periódico es una empresa de la que viven muchas familias extremeñas. Unos años más tarde entraron más mujeres. Ahora somos mayoría, cosa que me alegra sobremanera, sin menospreciar a los chicos, con los que comparto día a día trabajo y en la mayoría de los casos con mucho cariño.

Pero si tengo que hacer un resumen de estos años y además con orgullo, es que soy la mujer de esta empresa con más antigüedad y ese título es solo mío, aunque bien es cierto que hay compañeras que merecen estar aquí, mis queridas Vanesa, Estrella, Begoña, Raquel, Pilar, Maite, Paqui, Ana, y todas las chicas de Redacción. ¡Va por todas vosotras! Y por ‘mis niños’.

Para mí este periódico de 95

años, que llevo en vena, es aún joven, porque ha evolucionado con los tiempos y todavía le queda mucho recorrido. Ni que decir tiene que he crecido con él, me enamoré de él y con él sigo. Felicidades.k