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a vida es circular. Todo tiene un punto de arranque y, transcurrido el tiempo, vuelve al punto de origen aunque de forma diferente. Digo esto por mis primeras prácticas en la prensa escrita. Fueron en el verano de 1989 en El Periódico Extremadura, y además en las colonias, que es como llamamos a las delegaciones situadas fuera de la sede central, en este caso la de Badajoz. Me ficharon porque tenía cara de enterado, eso decían al menos los que allí estaban, y trabajé los dos meses de verano disparando con fuego real, es decir, escribiendo desde el primer día y publicando desde el segundo noticias locales, que es donde se aprende de verdad el oficio. Un servidor acababa de cursar 2º de Periodismo en Madrid y ya firmaba en un diario de tirada regional de manera profusa cuando, ojo, no existían ni internet ni teléfonos móviles y había que buscar las noticias debajo de las piedras y espabilar o, de lo contrario, largarte para casa sabiendo que no valías para esto. Iba de Olivenza, donde vivía, a Badajoz todos los días en autobús y, si lo perdía, en autostop o llamando a mi casa para que viniera a buscarme mi padre, para fastidio suyo. Me quedé sin vacaciones ese verano, lo mismo que los tres veranos de estudiante que vinieron después, pero ese julio y agosto de hace 29 años descubrí lo que ya intuía desde que dos años antes le había dicho a mi padre que me iba a Madrid a estudiar periodismo: que a diferencia de lo que él me preguntaba, esta profesión no era la que más me gustaba; sino la única que me gustaba. Mi madre, cuando llevaba 15 días yendo y viniendo a Badajoz, me lo dijo muy claro: es la primera vez que te veo que no te cansas de algo en dos o tres días.

después de ese verano hubo muchos más y pasé por dos emisoras de radio y el otro periódico regional, el Hoy, donde me quedé 20 años y maduré en lo personal y lo profesional, pero en 2014 el destino me hizo un guiño y volví al Periódico Extremadura. Un ciclo de casi 30 años en los que inicié un viaje para regresar al punto de partida. ¿Eso me tenía preparado el destino? Creo que es la vida misma, el ir y venir de los años que protagoniza extrañas coincidencias. Miro hacia atrás y me veo muy temprano, sentado en la escalera de la delegación del periódico, entonces en la Plaza de España, oyendo las campanadas del reloj de la catedral, devorando las páginas del periódico del día que allí había dejado el repartidor y esperando al primer compañero que llegara con las llaves, y pienso en cómo es posible todo lo que ha pasado y el privilegio que he tenido de empezar en una casa de becario para acabar muchos años después siendo su director.

Este periódico cumple 95 años y es heredero de una tradición comprometida con la tierra a la que sirve que es Extremadura. Echar un vistazo a la hemeroteca es abrir los ojos a su historia, donde ha habido buenos y malos momentos, y donde se ha fraguado nuestra propia personalidad y también identidad como pueblo. Este periódico ya no tiene nada que ver con lo que era hace 20 o 30 años. A medida que han ido pasando los años y las décadas ha ido cambiando, como también lo han hecho sus lectores, pero en esencia y a pesar de que existen dos soportes en vez de uno, papel e internet, seguimos siendo los mismos, periodistas y demás trabajadores empeñados en ofrecer la mejor información y la más versátil opinión a quienes nos leen. Porque las cosas no son como algunos creen, sino que dependen de la descripción que hagan los encargados de relatarlas. Y ahí hay multitud de canales y también multitud de intereses, algunos de ellos a veces demasiado oscuros.

COmpartir casi un siglo de historia con un territorio hace que éste se indentifique con nosotros. Tanto, que nos convertimos en fedatarios de lo que ocurre. En este acontecer de prisas, donde una noticia sigue a otra en segundos, es más que necesario el periodismo, el quehacer de profesionales de la información que, sin responder a intereses espurios, exponen la realidad en sus informaciones solo atendiendo al criterio de la veracidad. Nunca llueve a gusto de todos y a lo largo de estos años nos han situado en posiciones equidistantes, pero siempre El Periódico Extremadura ha sabido reinventarse para salir a flote y continuar, primero en papel y ahora conviviendo con internet.

Nunca como hasta ahora habíamos tenido tanta audiencia y es porque la red ha favorecido que los lectores de papel e internet convivan a la vez. El placer de leer un periódico se combina con la inmediatez de la noticia, el estar informado al segundo gracias a un terminal de teléfono móvil. Sé que la profesión no será igual dentro de unos años, pero de lo que sí estoy seguro es de que seguirá existiendo porque siempre habrá gente reclamando información y opinión, que es lo que hace que una sociedad avance y sea más sabia y más justa.

Lo dicho, tres décadas después vuelvo al punto de partida. k