El epílogo de la letra que adorna el himno del Extremadura dice que «Almendralejo se viste de fiesta». Y así fue. De fiesta y de Segunda División. 16 años después, la capital de Tierra de Barros ha sido la que ha devuelto al fútbol extremeño la élite de la liga profesional con un ascenso a la recién llamada Liga 123. Lo consiguió en Cartagena, un 24 de junio que quedará para la historia junto con las 48 horas de locura que Almendralejo vivió a posteriori.

Fue en el mismo césped del estadio Cartagonova donde comenzó una fiesta que se barruntaba por el gran playoff hecho por el equipo. Más de mil personas hicieron cerca de 1.500 kilómetros en menos de 24 horas para vivir una proeza. La vuelta de regreso a casa fue para el recuerdo. Las pocas estaciones de servicio abiertas estaban repletas de coches y autocares de almendralejenses que regresaban con las pilas cargadas para una celebración espectacular.

Jugadores, cuerpo técnico, familiares y prensa almorzaron juntos y ya, desde ese momento, se desató la locura. Jugadores rapándose la cabeza, otros pintándose el pelo de azulgrana y otros cumpliendo promesas y decorando su peinado con ‘Segunda División’, casos de Airam Benito o Manu García.

Luego llegó la Rúa azulgrana a bordo de un espectacular autobús descapotable recién pintado con los colores y el escudo del Extremadura para la ocasión. El bus recorrió las principales calles de Almendralejo para hacer parada en el ayuntamiento, donde cientos de aficionados esperaban a sus héroes para el primer abrazo del día. Desde el balcón del consistorio, enloquecidos, los jugadores fueron tomando el micrófono uno por uno. El alma de la fiesta, Alex Díez. El lateral derecho acabó exhausto, sin voz, pero erigiéndose en el cabecilla del ambiente.

Del ayuntamiento a la famosa ‘fuente de las ranas’, ahora adornada por cubos, aunque desde siempre el lugar de celebraciones del Extremadura. Allí se dieron el tradicional chapuzón que la noche ante se habían dado los más de 2.500 seguidores que festejaron el ascenso desde lejos.

Por último, la fiesta en el Francisco de la Hera, una guinda espectacular con cánticos, salida uno por uno de jugadores y discursos. En la fiesta, varios señalados al grito de los aficionados de «Quédate, quédate». El que más, Juan Sabas, héroe principal de esta gesta. Algunos jugadores también fueron muy vitoreados casos de Pardo, Zarfino o Jairo.

Uno de los momentos álgidos lo vivió Willy, a quien sus compañeros hicieron el pasillo a la hora de pisar el césped.

Al día siguiente, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, recibió en Mérida a presidente, entrenador y capitanes para agradecerles, en nombre de la región, «el espectacular ascenso» conseguido. Vara dio a entender que la Junta apoyará al club y comentó que «no queremos que sea algo transitorio y efímero, sino consolidar el proyecto en el fútbol profesional», aseguró.

Manuel Franganillo, en su discurso en el Francisco de la Hera, quiso agradecer a varias personas el esfuerzo derrochado por y para el Extremadura. Por un lado al primer presidente, Diego Madera, y todo el equipo directivo que fundó junto a él, hace ahora diez años, este club. Seguidamente, también agradeció a la figura de su padre, José Franganillo, que también fuera jugador del Extremadura hace muchos años. El presidente ha tenido en la figura de su padre un amuleto de confianza, paciencia y cariño. Ha sido su punto de apoyo en los buenos y malos momentos, así como su gran confidente en la toma de las decisiones más importantes que han llevado al club a estar de nuevo entre los mejores. Franganillo también tuvo palabras de elogio para el grupo inversor que vino a Almendralejo a inyectar liquidez en el momento más delicado y, más en concreto, a la figura de Luis Oliver, que tuvo que dejar a medias dicho plan para marcharse al Córdoba, aunque ha sido con la confección de la plantilla de Oliver y Franganillo con la que se ha fraguado la gesta del ascesnso.

Juan Sabas, emocionado y liberado al mismo tiempo, quiso enviar un mensaje a la afición: «Vosotros no sois ni de Segunda B ni de Segunda. Sois de Primera. Únicos e irrepetibles», gritó en el coliseo azulgrana. Casi 7.000 personas acudieron a la última gran fiesta del año para brindar por el ascenso.

Almendralejo vuelve al fútbol profesional siendo la localidad más pequeña de todas las que compitan en Segunda División. Algunas multiplican hasta por 20 su población.

El Extremadura, que nunca dejó de creer, vuelve a estar en fútbol profesional, es decir, entre los mejores.