TNtos encontramos en la recta final del curso académico y este es el momento estrella en el que una gran mayoría de alumnos y padres nos ponemos manos a la obra para salir de este enredo vital llamado curso. Es esta una época en la que en muchos de los hogares donde hay estudiantes nos sentimos tensos. El curso nos va pesando cada vez más, y ahora es cuando pretendemos que los niños aprovechen el tiempo en estudiar y hacer las tareas, pero naturalmente, si el hábito de estudio no se tiene afianzado, ahora les va a costar mucho más trabajo. Creo que, al contrario que el estudiante, los padres tenemos que estar tranquilos ante esta situación e imbuirles confianza, hacer que el ambiente familiar sea lo más propicio posible para que ellos puedan obtener resultados más satisfactorios. Lo que si tenemos que ser es conscientes de la trayectoria que han tenido nuestros hijos a lo largo del curso, y no recriminarles ahora lo mal que han ido, y pretender que hagan en un mes lo que no han hecho a lo largo del curso. Esto puedo decirlo porque me avala la experiencia, y eso no vale más que para poner más nervioso al niño y que éste termine por desanimarse. Debemos estar pendientes de que su comportamiento en esta época no presente hábitos inusuales en ellos. Con esto me estoy refiriendo a hábitos relacionados con la alimentación, con el sueño, etc. Porque es ahora cuanto más necesita el estudiante del aporte de vitaminas, proteínas, etc., el dormir las horas reglamentarias para estar más tranquilo durante el día y así poder afrontar los exámenes con serenidad.