TNto es que me encuentre demasiado esperanzado, ni entienda, ni tan siquiera tenga alguna idea de lo que va a durar esta crisis, pero al menos me quedaría satisfecho si al hilo de aquello de que ´no hay mal que por bien no venga´, esta crisis nos abra un poco los ojos a los ciudadanos.

Tampoco tengo excesiva esperanza de que vaya a cambiar nada sustancial, ni en las relaciones comerciales, ni en las relaciones humanas, ni tan siquiera en las prácticas comerciales; somos tan torpes, que lo más que llegaremos a hacer será parchear la situación para que básicamente todo sea igual, y cada cual se refugiará en su vida cotidiana, y poco, muy poco cambiará nada hasta una nueva crisis. De momento nos han conseguido colar que había que ayudar a los ricos y a las grandes empresas y a los bancos, para dejar de momento a un lado a todos los padres de familia a su suerte.

Los que tengan una obligación de cualquier tipo, una empresa familiar o una pequeña o mediana empresa, de momento que se la arreglen como puedan; los que ya tenían necesidades, seguirán con sus carencias y los que se vean en el paro, pues eso, que se vean en el paro. Bien nos han colado aquello de que todo lo que da beneficios debe de ser privado, y todo lo que no lo da o da pérdidas, debe ser público. Mientras tanto, los profesionales de la caridad mal entendida, en forma de reparto de las ayudas de otros, hacen mutis por el foro. ¿Dónde están aquellos que de la solidaridad han hecho su modo de vivir o su filosofía política? www.ajescribe.blogspot.com.