TCtuando no se tienen demasiados argumentos para rebatir cualquier afirmación, con bastante frecuencia se tira de unas expresiones hechas de lo más variopinto, dependiendo, eso sí, de la ocasión y del momento o medio en que utilizan.

Algunas de ellas tratan de descalificar el argumento descalificando al autor o al mensajero; de ahí algunas expresiones como ´eso es cosa de los fachas, de los sociatas, de la derechota, de los neocons´- de los tales o cuales, el caso es rebatir y sacudirse la objeción sin aportar ningún tipo de argumento. Pero una de las formas más finas y aparentemente elegantes de descalificar es acusar al mensajero de sectario y, frecuentemente suele venir de algún alma bendita de esas que, salvo para conseguir algo para él o algún allegado, suele eludir entrar en ningún tipo de calificación o compromiso.

Ultimamente son muchos los apoltronados y arrimados que suelen acusar de sectarismo a los que, de alguna manera, llaman la atención de que la forma de actuar de ellos es más propio de los de enfrente que de ellos mismos, y que en poco o en nada su forma de actuar tiene algo que ver con lo que se prometió en sus respectivos programas electorales, o en sus debates, o en sus filípicas y entrevistas.

No hay nada más decepcionante que ponerse alguien contento porque se ha elegido el programa que tú has votado, y comprobar cómo la acción diaria en nada se diferencia de los de enfrente, y si me apuras un poco, las soluciones son las mismas o parecidas, y en algunos casos lo peor: ninguna. www.ajescribe.blogspot.com.