La colonia de avión común (Delichon Urbica), una especie protegida, que habita en la Escuela de Idiomas de Almendralejo ha conseguido burlar los hierros antinidos colocados por el ayuntamiento y ha rehecho sus nidos a su regreso de África.

"Ha sido un ejemplo de que la naturaleza tiene una fuerza brutal", ha dicho a Efe el presidente de la asociación de defensa del medio ambiente de Almendralejo (DEMA), un veterano activista de los derechos de la naturaleza, José Antolín, que reconoce que aun que cabía esa posibilidad "ha sido una sorpresa agradable".

Recuerda que la coordinadora de oenegés medioambientales de Extremadura, en la que se integra DEMA, ya remitió escritos de protesta el año pasado a la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta y al Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil por la intención del Ayuntamiento de tirar los nidos.

La decisión municipal se debía a las quejas que habían expresado algunos vecinos de la zona y también de la dirección de la Escuela de Idiomas, que se ubica en un viejo edificio en la carretera de Santa Marta, por la suciedad que provocaban estos pequeños pájaros.

El ayuntamiento esperó un año, pero hace pocos meses decidió retirar los nidos para pintar el edificio.

Desde DEMA no entienden que Medio Ambiente concediera permiso para ello, al tratarse de una considerada de interés especial, según el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Extremadura y sólo pusiese de condición que no fuera en la época de nidificación.

Asegura que para lo que no ha dado permiso la Junta es para colocar los hierros antinidos que rodean toda la cornisa del edificio y que pretendían evitar la nidificación, algo que no ha conseguido disuadir a estos pájaros migratorios a su regreso de África.

La sorpresa ha sido que mientras se esperaba la resolución de ambos organismos, los aviones comunes han regresado a su colonia de Almendralejo y han aprovechado los hierros antinidos para hacerlos más fuertes, apunta Antolín.

Los pájaros utilizaron los hierros para dormir y para guarecerse de la lluvia, y han aprovechado los pequeños charcos para formar el barro para restaurarlos en el mismo sitio.

"Se han ido adaptando a los huecos que les han venido más cómodos, pero sobre todo en las zonas donde han anidado el año anterior", sentencia Antolín.

Ahora confían en que no se les vuelva a dar permiso desde la Junta para retirar de nuevo los nidos y advierten de que llevarán a cabo acciones de protesta para evitarlo.

Mientras tanto, desde la coordinadora medioambiental de Extremadura han iniciado una campaña de recogida de firmas ciudadanas para evitar lo que consideran un nuevo atropello contra la naturaleza.