TGteneralmente, es a partir del final de curso cuando nos damos cuenta de que nuestros hijos no han sido capaces de aprobar el curso y lo más importante aún, que la desmotivación ha hecho mella en ellos, y será a partir de ahora donde empieza una carrera en clara ascendencia que les va a conducir al tan temido fracaso escolar. Y seguimos sin darnos cuenta que es en los primeros meses de curso donde nosotros los padres tenemos mucho que hacer ante la posibilidad de que nuestros hijos tiren la toalla y abandonen en esta etapa escolar que entre otros objetivos está el que para muchos les sirva para incorporarse a la vida laboral. No existe una regla mágica para aplicar sobre este problema y que lo solucione de una manera inmediata, pero si que podemos paliarlo en su mayoría si desde el principio del curso escolar tanto los padres como los educadores tuviéramos como objetivo principal el que el alumno percibiera que conocemos cual es su trayectoria académica en todo momento y, que todo lo que hagan en el ámbito escolar, los padres tendremos conocimiento de ello de manera inmediata. Y sigo insistiendo en este punto, binomio padres-profesores, porque me parece que tiene gran importancia, y es en la carencia del mismo donde los alumnos se escudan para adquirir el hábito de engañarnos a ambos y el engañarse a ellos mismo. Creo que una de las formas más eficaces de combatir este fracaso escolar es que los padres conozcamos las capacidades y limitaciones de nuestros hijos y que nos impliquemos de manera directa en el desarrollo académica de los mismos.