El edificio que durante los últimos 50 años ha albergado el cine Victoria tiene los días contados. La empresa Villegas Puerto, dedicada a la explotación de salas cinematográficas, acaba de vender el inmueble a un bodeguero almendralejense. La idea es derribar el cine, de 550 plazas y dos plantas, y construir en él un bloque de pisos.

Más allá de la operación urbanística queda un poso sentimental para quienes tienen memoria del inmueble como un lugar de sueños cinematográficos. Y es que, ya en la primera mitad del siglo pasado, José María Martínez comenzó a proyectar películas de cine durante el verano en el solar que ahora ocupa el edificio. Entonces, el proyector se instalaba en las traseras de la dulcería Delgado, desde donde un haz de luz atravesaba toda la calle. Luego compró el edificio Ramos Pérez. Años más tarde, el inmueble cayó en manos de cuatro propietarios que en 1992 se lo vendieron a la firma Villegas Puerto.

Fue entonces cuando el Victoria vivió una segunda juventud. En los años noventa competía con el cine Carolina Coronado, gestionado por el ayuntamiento. En esa época, una entrada valía 175 pesetas. Ahora su precio se había multiplicado por cuatro.

"Para nosotros es una pena tenernos que desprender del edificio, ya que en él empezamos, pero es imprescindible el dinero que hemos recibido para realizar otra operación empresarial", afirma el gerente de Villegas Puerto, Juan Villegas. Esta firma ha comprado otros multicines de Almendralejo, de manera que todo el cine que se ve en la ciudad pasa por sus manos. Además, cuenta con salas en Don Benito y Villanueva de la Serena.

Villegas recordó que la primera película que se proyectó en 1992, con la reapertura del cine, fue La mano que mece la cuna . "Realmente el boom lo conseguimos con los pases de Instinto básico. La sala se llenaba en cada sesión a reventar", comentó el gerente.

Atrás quedarán ya aquellas tardes de domingo, durante un tiempo de casi dos años, en que el Victoria fue el único cine que había. Ahora, el inmueble se derribará para construir un gran bloque de viviendas. Algo que, según la Concejalía de Urbanismo, no está prohibido por la ley, ya que el edificio no está protegido.