TEts el momento de hacer un análisis crítico de los problemas que interfieren en nuestro quehacer diario y que afecta a nuestra práctica docente y a la marcha académica de alumnos. A la luz de estas reflexiones, tengo que decir que, un curso más los maestros apreciamos como puntos destacables para la aplicación de un plan de mejoras en la enseñanza, los mismos que llevamos resaltando desde hace varios años y que creemos que necesitan una pronta revisión: la desmotivación del alumnado y la falta de disciplina. Es duro pensar como curso tras curso nos seguimos planteando, sino cambiar, mejorar estas actitudes, y es triste ver, como estamos en el mismo punto de partida. Yo me pregunto, ¿Qué imagen damos los adultos a estos chavales para que muestren esa actitud desafiante y retadora continuamente? ¿Por qué la relación maestro-alumno, padre-hijo se traduce para muchos de ellos en falta de respeto y desprecio por la autoridad? ¿Por qué cada vez en edades más trempranas nos encontramos con niños más indisciplinados y rebeldes?. Es el momento en el que todos nos impliquemos de manera directa en el tratamiento de estos problemas. Buscar donde radica el problema tal vez no sea lo complicado, creo que es más difícil llevar a cabo todas las medidas encaminadas a solucionarlo. Debemos ser valientes y buscar ese punto de partida que haga que nuestros niños vean a sus mayores como referentes a seguir y, que seamos capaces de transmitir la autoridad y el respeto, como pilares básicos de toda convivencia y único camino para recuperar los valores perdidos.