En octubre de 1915 se colocó la primera piedra de la Estación Enológica, una institución clave en la vida y trabajo de muchos habitantes de Almendralejo y comarca. En 2015 se conmemora el centenario de ese momento y se pone en valor su trascendencia histórica. Emiliano Zamora de Alba es hoy en día su director. Lo es desde 1990, cumpliendo 25 años al frente de la entidad. Forma parte de la historia reciente y conoce a fondo los múltiples episodios por los que ha atravesado la Enológica en sus cien años de vida. La historia está resumida en una exposición completa de piezas, objetos y documentos que pueden contemplarse en el Museo del Vino. Aquí nos detalla lo más importante.

--Cumple un cuarto de siglo al frente de la Enológica y lo celebra conjuntamente con el centenario de su creación. Doble cumpleaños.

--Pues sí y es motivo de orgullo. Cuando me propuesieron pronunciar una charla en las jornadas de Santa Ana y me comentaron que buscaban repasar la historia del edificio, me dí cuenta de que uno forma ya parte de su historia.

--La Estación Enológica ha cambiado mucho. ¿Cómo era en sus inicios?

--En sus orígenes perseguía enseñar a los viticultores. Se realizaban proyectos de adaptación de las variedades que venían de fuera y también se estudiaban las variedades autóctonas. Había laboratorios que funcionaban de apoyo a los técnicos de las bodegas para un análisis de la calidad de los vinos. El cambio llegó en la década de los 50.

--¿Hacia dónde evolucionó?

--A partir de 1958, desde su reinauguración, comenzó a funcionar de manera más especializada. El otro gran cambio se produjo en 1983, cuando el Ministerio de Agricultura decide trasnferir al Gobierno de Extremadura todos los materiales y personal. La consejería opta porque las labores de viticultura se realicen en otras dependencias y el centro se vuelve mucho más especializado en enología. En la actualidad, su función esencial se basa en el análisis de la calidad de los vinos y la emisión de documentación como los certificados de exportación para que los vinos extremeños se muevan a otros países.

--¿Por qué fue también el hogar de muchas personas?

--Hubo un decreto de 1892 que señalaba que las estaciones enológicas, además de contener aulas, bodegas y laboratorios, debían contemplar dependencias para compatibilizar la vida personal. Viviendas como tales. Cuando se inauguró, la planta baja se dedicaba a las funciones propias de la estación, mientras que el resto de planta eran viviendas para los trabajadores de allí. Después de 1983, el edificio comienza a reconfigurarse y las viviendas se transformaron en otras dependencias, a medida que se iban jubilando las personas que allí trabajaban. La fuerza de los ciudadanos fue esencial para que el Estado decidiera instalar la Enológica aquí. Ahora es un centro multidisciplinar que, además de la Enológica, acoge más servicios.

--¿Qué destacas de la exposición que puede verse en el museo?

--Hemos tratado de recopilar material muy antiguo. Objetos de laboratorio que ya no se usan, pero que son de principios de siglo como microscopios o balanzas. Hay láminas de más de 50 años que muestran insectos y enfermedades que podían atacar a la vid. Y, por supuesto, documentación reseñable como el proyecto inicial manuscrito de 1915 que ha servido para desmenuzar qué intenciones había cuando se creó la estación. Es precioso leerlo y uno descubre que el proyecto fue redactado por Cristóbal Mestre, por entonces director de la Estación Enológica de Villafranca del Penedés, con la colaboración de Gregorio Cruz Valero, encargado de la ejecución del proyecto y primer director.

--Y como director de la Enológica, ¿qué opinión le merece el proyecto de regadío que ha puesto la Junta para la comarca de Tierra de Barros?

--No hay dudas que el riego es una herramienta más para utilizar. No la teníamos como herramienta generalizada y ahora daremos un salto cualitativo. Permitirá asegurar cosechas de un año a otro; uniformidad de controles en la viña; producciones de mayor calidad; y la introducción de nuevos cultivos. Un avance muy importante.