Por sus venas no corría sangre taurina y nadie le convenció para vestirse de luces. A su padre, le hubiera gustado más verle danzar sobre el pasto antes que en el albero. Pero prefirió la muleta a la pelota. Y ahora se divierte más en las plazas que en los estadios. Emilio Elías Serrano Justo, nacido en Cáceres y de 31 años, ha sido elegido Triunfador de Almendralejo del 2014, un galardón que otorga anualmente la peña taurina Luis Reina al mejor diestro que ha pasado por el coso almendralejense durante el año. Su espectacular faena del pasado 8 de septiembre, en la corrida del Día de Extremadura, cortando dos orejas, ha pesado en el jurado. El 27 de febrero, en el Hotel Acosta Centro, será homenajeado durante la gala de entrega y recibirá otro galardón más del ayuntamiento.

Torrejoncillo es la localidad natal de este torero al que no le gusta autodefinirse, pero que declara su amor por "la pureza, la elegancia y el toreo bueno" cuando porta el capote. Pisó por primera vez el coso almendralejense en 2003 como novillero, pero su estreno como matador fue en septiembre: "Una de mis mejores faenas. Fueron seis toros para seis diestros. Al principio el toro fue protestado por tener poca fuerza, pero luego supe entenderle, templarlo y construir una gran actuación. Y eso el público y los expertos lo han valorado", recuerda.

Tomó la alternativa en Cáceres de manos de Alejandro Talavante. "Me gustaba el toreo desde pequeño. El misterio que esconde. Los toreros me parecían héroes en la televisión. Y crecí queriendo ser uno". ¿Y la familia? "Lo entendió. Ni ellos ni mis amigos pertenecen a la rama taurina, pero yo salí así".

Emilio de Justo guarda una buena experiencia de Almendralejo. "No solo por el premio. He tenido amigos allí y tengo, por ejemplo, un gran cariño al maestro Luis Reina. Y luego está su plaza. Preciosa. Con mucho encanto. Una de las más bonitas en las que he faenado", relata.

Para él ser torero es una forma de superar el miedo que todos tenemos. "El secreto está en sobreponerse a ello. Claro que los toreros también tenemos nuestros miedos. Al toro y al fracaso. Pero superarlos es el gran objetivo". Tocar madera antes del paseíllo y empezar a vestirse por la parte izquierda de su cuerpo son dos pequeñas manías de un torero que sigue creciendo en un mundo competitivo y peculiar. "El toreo, en ocasiones, cae en manos de muchos intereses y circunstancias ajenas a lo puramente artístico. Los toreros tenemos que luchar contra ello, pero la pasión nos empuja".