Fernando Giménez Alvear, natural de Montilla (Córdoba) y de 59 años, lleva el gen de emprendedor en la sangre. Su empresa, Bodegas Alvear, lleva más de 280 años produciendo vinos para España y el mundo. Fernando es ahora la cabeza visible de la bodega, pero está situado en el octavo eslabón de la generación de una familia que ha dedicado su vida e historia a este sector. Hace 18 años, en el año 2000, Fernando decidió apostar por Extremadura y, desde entonces, el crecimiento en la región ha sido fulgurante.

El origen del idilio con esta tierra tiene vínculos familiares, pero Los Alvear llegaron dispuestos a promocionar el vino Pedro Ximénez y el Palacio Quemado, una exitosa referencia que se ha colado como un clásico entre los almendralejenses.

«No es fácil que nos otorguen un premio así a personas que somos de fuera», reconoce el protagonista que el 14 de agosto recibirá el galardón como Bodeguero de Honor de las Fiestas de la Piedad y feria de la vendimia de Almendralejo.

Alvear es un conglomerado de empresas que facturó en torno a los diez millones de euros en 2017. Cuenta con viñedos en Andalucía y Extremadura y produce unos seis millones de litros al año. Sus bodegas exportan unos dos millones de litros a mercados extranjeros como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Holanda y Alemania. Su apuesta, dicen, es por «vinos de calidad».