TLta primavera que hemos dejado atrás nos ha sorprendido, haciendo honor a su nombre, con la primera aparición de un "nuevo" presidente, encarnación de una nueva ideología que es todo un descubrimiento de cómo desenvolverse en la tarea de gobernar con la misma técnica de supervivencia de los camaleones. Para ello, acuciado por la adversa realidad, ha tenido que lograr la simbiosis ideológica perfecta: el liberalconservasociocapitalismo. La definición conceptual del término es muy amplia, pero el gobernante puede mostrar sus logros y, con palabras de Groucho Marx, utilizar una definición ostensiva: estos son mis principios políticos. Si a usted no le gustan, tengo otros. No hay que rasgarse las vestiduras, esto es algo que ya viene ocurriendo desde hace algún tiempo en todos los países relevantes de nuestro planeta, y gracias a ello este mundo va camino de regirse por una única ideología que nos ha de conducir a una unidad de destino en lo universal: el homo rentabilis . Para tan noble fin, no es necesario llegar al partido único, así puede mantenerse la ficción mediática del debate ideológico, limitado éste a mostrar junto a nuestras siglas políticas algunas discrepancias en temas morales, sin cuestionar, claro está, el sistema económico mundial que tanto nos ha costado alcanzar.

No sabemos qué daños causará en el Estado del Bienestar de otros países la implantación del nuevo credo político, pero si seguimos así en el nuestro acabaremos dándole la razón a Alfonso Guerra, aunque se equivocara de siglo y de milenio cuando dijo: "El día en que nos vayamos, a España no la va a conocer ni la madre que la parió".