Hace casi exactamente un año más de ciento treinta personas nos encontramos en la presentación de un libro que, gracias al generoso patrocinio de algunas instituciones (entre ellas la del Ayuntamiento de Almendralejo) rendía un homenaje póstumo a Mariano Fernández Daza, marqués de la Encomienda. En ese emotivo encuentro investigador, voces de distinta procedencia intelectual y de diversa ideología, elevaron ante el alcalde de la localidad, que presidía el acto, el deseo de perpetuar la memoria del mecenas almendralejense con la dedicatoria de una calle, como gesto póstumo de gratitud. Una comisión afanosa, el apoyo de tantos vecinos espontáneos y la disposición afortunada de las autoridades municipales, han propiciado que aquel anhelo se haga una realidad, y hoy, día 15 de junio, a las 20,30 de la tarde, se bautizará con su nombre un espacio muy grato a D. Mariano, quizás el que más amó a lo largo de su vida, la calle en la que se levanta su casa y biblioteca: el Centro Universitario Santa Ana. Deseamos transmitir desde estas líneas nuestro profundísimo agradecimiento a quienes han hecho posible este recuerdo perdurable y, asimismo, deseamos compartir con usted, querido lector, nuestra indescriptible emoción por la deferencia que nos alcanza, y hacerlo en este caso, no sólo mediante las palabras de la presente columna, sino con la invitación expresa para que nos acompañe esta tarde en el solemne acto de inauguración. ¡Gracias, Almendralejo!, mi pueblo, al que tanto amo medida en la pasión de mi padre y en el que pervive el mejor de los legados de aquel hombre, ese que no se ve, el espiritual.