El aumento de la población inmigrante en la ciudad está propiciando la aparición de numerosas parejas mixtas, según Ana Macías, secretaria de la Fundación Ruy López, quien por su actividad a favor de la integración es testigo de estas uniones.

Según relató Macías, "en nuestra ciudad hay parejas compuesta por ciudadanos españoles que se han unido sentimentalmente con otros, procedentes de puntos tan dispares como Senegal, Guinea Bisau, Rumania, Marruecos o Brasil". Pero el amor no llega sólo entre vecinos de Almendralejo y ciudadanos inmigrantes. "Hay una pareja compuesta por una mujer polaca y un hombre ecuatoriano que se conocieron trabajando en Almendralejo en las tareas de recolección, y hace poco fueron padres". De hecho, esta "historia de amor" se reflejó en la pasada edición del Festival Internacional de Cine Posible a través de un corto que realizaron los componentes de Picture People con usuarios de los servicios de la Fundación Ruy López.

Procedente de Sénegal

Y es que es evidente que el amor no hace distingos entre países o culturas. Un ejemplo de ello es el caso de Aliu y Raquel. El, senegalés; ella, almendralejense, se conocieron en Huelva hace 6 años y decidieron casarse hace tres. Aliu cuenta que cuando salió de su país no esperaba encontrar el amor en España, y reconoce que al principio sólo pensaba estar un tiempo. Ahora tiene su hogar junto a su esposa en Almendralejo. "Prefería vivir en una ciudad que no fuese muy grande, como es el caso de Almendralejo, porque en sitios así la gente te suele acoger mejor, y aquí vivo muy a gusto, pero creo que todavía queda mucho trabajo que hacer para sensibilizar a la gente respecto a los inmigrantes. Cuando alguien abandona su país no suele ser por capricho", comenta.

Por otro lado, Macías se enamoró hace unos años de su actual pareja, Antonio, natural de Guinea Bissau, pero de nacionalidad portuguesa, que vino a la capital de Tierra de Barros a pasar unos días de vacaciones. Tras el encuentro con Ana decidió dejar su trabajo en Londres para estar cerca de su ella.

Macías comenta que "las cosas al principio fueron difíciles. Primero por el choque cultural y después por los prejuicios que aún existen en nuestra sociedad. La diferencia cultural la superas porque estás enamorada, y haces lo posible por comprender a tu pareja; pero los prejuicios sociales hacen mucho daño. La gente comenta y dice auténticas burradas sin saber nada, hasta que se van acostumbrando a verte con un extranjero, que además es de otro color". Tanto la familia de Ana como la de Antonio han apoyado siempre su relación. Incluso "cuando vamos a Guinea la gente de allí tiene menos prejuicios a la hora de aceptar una relación entre personas de distintas culturas" afirma Ana.