Es algo parecido a un apartamento, pero repleto de espacios abiertos, conexión a todo el mundo y un ambiente de trabajo que invita al emprendimiento. Así se presentó la Residencia de Jóvenes Emprendedores que ya está albergando a sus primeros inquilinos con un carácter cada vez más permanente. Es la joya del Espacio Global de Emprendimiento que está situando a Almendralejo como gran referente en este ámbito. no solo a nivel regional, sino también nacional. «Cuando llegué al lugar y vi las posibilidades de este espacio creí que no era posible que estuviera en Almendralejo. Estamos acostumbrados a ver esta cosas en las grandes ciudades, pero no en poblaciones quizá más pequeñas», apunta Carlos, uno de sus residentes.

Carlos León Sancha, natural de Madrid, es un animador de 46 años que recientemente ha estado trabajando en Croacia. Reside desde hace semanas en la residencia, a la espera de buscar un piso de alquiler tras conocer que formará parte del equipo que prepara el largometraje animado Buñuel en el laberinto de las tortugas que impulsa la productora local The Glow, con José María Fernández de Vega a la cabeza. Ahora también reside allí Néstor Córdoba, otro animador argentino, de 52 años, que tiene residencia en Estocolmo (Suecia). «Venir aquí y no tener que preocuparte de buscar rápidamente alojamiento es una maravilla para los que venimos de fuera. Los espacios son abiertos, tanto para el trabajo como para el descanso».

Carlos y Néstor ocupan dos de las ocho habitaciones de la residencia. En el mismo bloque cuentan con un aula de trabajo, un comedor, una cocina y varios almacenes. Carlos destaca la habitación, «con unos espacios muy bien distribuidos, mucha luminosidad y diseñada con mucha cabeza». Dice que «es un privilegio para Almendralejo tener algo así. Es como vivir en un chalet, pero con las comodidades de un espacio de trabajo».

Néstor destaca la cercanía con la Factoría de la Innovación, donde ahora se ubica el estudio de animación The Glow. Añade que está sorprendido por los metros y espacios de la Factoría, convertida en un estudio «que ni podíamos imaginar».

Ambos están de acuerdo que la puesta en marcha de una escuela de animación y que haya almendralejenses que se puedan sumar al proyecto sería algo muy positivo. «Se trata de crear industria. Los animadores estamos acostumbrados a tener que ir a las grandes ciudades, pero la industria también se puede crear en lugares como Almendralejo. Seguro que vendrán más proyectos».