Una vida ligada al campo, al trabajo y a una sociedad cooperativa por la que ha visto desfilar a parte de su familia. José Luis Gordillo (Los Santos de Maimona, 1966) es el nuevo presidente de Iberovinac. Este santeño, presidente de Viñaoliva y de la Sociedad Cooperativa Virgen de la Estrella, dejó los estudios con 16 años para dedicarse a lo que realmente ama: el campo. Adquirió ademanes de su abuelo, fundador de la cooperativa de Los Santos de Maimona y, más tarde, también de su padre. Más de 30 años labrando su futuro.

--¿Qué supone para usted ser presidente de una feria como Iberovinac?

--Para mí, personalmente, supono un gran reconocimiento del que estoy muy orgulloso. Pero realmente la principal beneficiaria de este reconocimiento es Viñaoliva. Por fin está siendo reconocida como la gran empresa que representa.

--Viñaoliva ha participado en las 15 ediciones del Salón del Vino. ¿Qué ha cambiado?

--Yo personalmente no he participado en todas las ediciones anteriores. Sin embargo, durante los últimos siete años, he podido observar una evolución decidida hacia la profesionalización de la feria, algo que realmente destacamos como muy positivo. Todavía quedan muchas cosas por mejorar, pero creo que la feria marcha ahora por un buen camino.

--Como bien dice, se trata de un evento mucho más profesional. ¿Por qué gusta tanto este matiz?

--Los profesionales del sector lo que buscamos es una feria que se nos trate como tales. Queremos contar con las mayores facilidades posibles para relacionarnos entre nosotros, para poder obtener nuevas ideas y emprender posibles futuros negocios sin muchas interferencias.

--Al mismo tiempo, la feria ha tomado este año un carácter más aperturista con la llegada de bastantes bodegas de fuera. ¿Qué le parece?

--Me parece uno de los aspectos más positivos. Siempre hemos analizado la importancia de relacionarte con gente de fuera de tu entorno y las posibilidades de enriquecimiento que esto supone. Nos sirve para ver detalles y aspectos desde otras perspectivas. Y, sobre todo, para competir con otras bodegas, algo que a la hora de vender nos ofrece una visión mucho más realista de dónde estamos y si hacemos las cosas bien.

--Durante su presentación como presidente de Iberovinac confesó que el objetivo de la feria para las empresas del sector es, simple y llanamente, "vender". ¿Se vende en Iberovinac?

--Indudablemente se intenta. Aunque no siempre se consigue. La venta directa es importante, pero también lo es el número de contactos y relaciones que deja una feria de este tipo y las posibilidades de negocio que se pueden realizar posteriormente. Realmente es un foro donde se pueden crear muchas relaciones comerciales.

--Es un salón que ha crecido mucho durante la última década. Por su experiencia, ¿qué le dicen los profesionales de fuera que vienen a la feria?

--Los visitantes de la feria, en general, tienen un gran concepto de Iberovinac. No obstante, creemos que deberíamos ofrecer una visión más global sobre lo que es Tierra de Barros. Me refiero a su potencial histórico, calidad de vida y sobre todo, calidad ecológica. Tierra de Barros es una gran desconocida y su agricultura tiene potencial como productora de alimentos de calidad.

--Usted acumula una gran experiencia dentro del sector. ¿Cómo ha sido el año para Viñaoliva?

--Este ha sido un año muy difícil con los mercados en caída libre, contratos que no se cumplen y gran cantidad de excedentes. Todo esto nos ha llevado a una situación casi límite que hemos tenido que sortear de la mejor manera posible todos los implicados y afectados.

--Se ha generado mucho debate durante las últimas semanas sobre el tema del rebusco y la necesidad de regularizar esta actividad. ¿Qué opinión le merece el asunto?

--Es un asunto delicado. Por un lado no me parece bien que, pudiendo beneficiar a alguien que lo necesita, esta parte sobrante de la coseche se estropee en el campo. Sin embargo, tampoco me parece bien que jueguen con ventaja y muchos operen al margen de las leyes y los reglamentos que para nosotros son de obligado cumplimiento.

--Y es inminente la puesta en marcha del proyecto de regadío. ¿Qué lectura hace de esta inversión para la zona de Tierra de Barros?

--Se trata de un gran proyecto que, sin duda, ofrecerá una riqueza fundamental para la zona. Realmente se queda corto en número de hectáreas y hay muchos agricultores que nos quedamos fuera de este proyecto. Ahora, solo esperemos que nos toque en la próxima convocatoria.