TSti ya, Jorge Manrique se sorprendió cuando escribió sus "Coplas a la muerte de su padre" consiguiendo la elegía de la lírica española, al quedar marcado por su prematura muerte, qué podrán pensar los padres de un joven de 25 años al que se le acaba de quebrar la vida, sin estrofas, de pie sobre una pista como a los viejos actores gustan de morir sin vanidad sobre las tablas de un escenario. La vida puede ser larga como un ovillo, intrigante como una tramoya o veloz como un cohete. La vida no es literatura, es biología aderezada de ilusión y de futuro. En Juandi , concurrieron, como decían los clásicos, la levedad de la vida y la intensidad con la que se vive. Si ambas se unen, el recuerdo por amargo y lacerante que pueda parecer, es indeleble. Una pista ha sido a la vez su cadalso y su trofeo. Su último público, sus amigos, que lucharon por su vida hasta su última exhalación. Lo admiraban por ser persona sin dobleces, bueno como el consejo longevo y con más vitalidad que el llanto del recién nacido. Si el filósofo J. P. Sartre dijo que lo mejor que puede hacer un padre por su hijo es morirse pronto, no es menos cierto, que no hay entrañas con más dolor que la de unos padres ante el último adiós a su hijo. Juan y Franci no estéis tristes, aunque pueda parecer dura la súplica de este creyente. Estad orgullosos que el amor por él se vio en su despedida, y al menos pensad, como decía Santo Tomás : "La amistad, disminuye el dolor y la tristeza" y a vosotros, somos legión quienes os la ofrecemos. Como a Juandi un tiarrón noble, rebosante de humanidad al que se querrá eternamente.