Almendralejo tiene un nuevo hijo adoptivo en la figura de Fernando Aixalá Bové, un médico que nació en la localidad tarraconense de Vilaplana el 5 de septiembre de 1924 y que, desde los años 50, se convirtió en un referente de la medicina local y comarcal, salvando innumerables vidas en Extremadura. El Ayuntamiento de Almendralejo ha aprobado en pleno, por unanimidad de los dos grupos políticos (PP y PSOE), conceder esta máxima distinción a Fernando Aixalá, quien falleció el pasado 25 de marzo a los 93 años. Durante más de 60 años ha ejercido la medicina con los vecinos de Almendralejo y comarca. Su implicación con la sociedad local, su ejercicio constante de responsabilidad y su disponibilidad siempre por velar de la salud de sus vecinos le han convertido en una figura entrañable para Almendralejo.

Ahora, ser hijo adoptivo será un reconocimiento más de su ciudad que ya le dio su nombre a un parque el 17 de abril del 2006. En ese momento, Aixalá comentó que hubiera sido más apropiado llamarle ‘El parque de los médicos’. El segundo homenaje fue el 14 de agosto del 2012, en el atrio de la Piedad, en el que se distinguió su trayectoria.

CARRERA/ Fernando Aixalá estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Su carrera de médico empezó a los 16 años. Fue en enero de 1952 cuando fue nombrado Médico de Dispensarios Comarcales Antituberculosos y destinado como director del centro de Almendralejo. Cuando llegó a la ciudad residió en el Hotel España y en la pensión La Perla. Además de su función, recibía a sus pacientes en visitas privadas en una casa de la calle Cervantes. En julio de ese año se colegió en Badajoz como especialista de pulmón y corazón, una especialidad que ha ejercido en Almendralejo durante más de 60 años.

En una entrevista realizada en los años 50 por el Semanario de Almendralejo, Aixalá reconocía que había visitado a unas 7.000 personas por la tuberculosis y que, afortunadamente, una gran parte no tenía afecciones graves debido a los tratamientos emprendidos. Recordar que, por aquellas fechas, no existían vacunas contra esta enfermedad y los sanitarios corrían un alto riesgo de contagiarse. Le ocurrió al propio Fernando Aixalá, aunque la enfermedad no llegó a desarrollarse en su organismo.

Fue en octubre de 1964 cuando tomó el cargo de médico titular en Almendralejo. No obstante, la medicina no sería su único campo de trabajo. En los años 50 también ingresó en el Instituto Laboral Santiago Apóstol para impartir clases de inglés. Ya en los años 60, aprobó nuevas oposiciones para médico forense, aunque no se desvinculó totalmente de la enseñanza. Hasta finales de los 80 continuó con el ejercicio de sus destinos de forense y médico titular. Tras su jubilación en 1989, por llegar a la edad reglamentaria, se dedicó exclusivamente a la medicina privada en su casa de la calle Becerro, donde continuó hasta los 90 años

Almendralejo le reconoce sus más de 60 años entregado a la salud de sus vecinos. Su propuesta ha sido muy bien recibida por los almendralejenses.