Miles de ciudadanos salieron anoche, y al igual que cada año, a la calle para vivir de cerca la celebración de la fiesta de Las Candelas. Como cada primero de febrero la ciudad arde por todos los puntos cardinales, convirtiéndose así en la noche más ardiente. Los grados de temperatura que generan cada una de las hogueras producen un ambiente cálido y lleno de tradición.

Desde hace muchos años, cuentan los más viejos del lugar, data la celebración de esta fiesta popular, en la que los vecinos quemaban los trastos viejos para purificar su casa y llevar la paz al hogar. Aún en estos días muchas personas prenden un objeto en la puerta de casa para ahuyentar los males.

La parte más popular se encargan de ponerla las asociaciones, colegios y colectivos que fomentan la creación de las hogueras y aprovechan para vender en puestos callejeros los típicos productos de esta fecha para una fiesta que comenzó a las ocho de la tarde, con el repique de campanas de la Purificación y una quema de fuegos artificiales, que anunciaban, oficialmente, el momento de prender las 60 Candelas.

En el Palacio del Vino y la Aceituna estaba la oficial que organiza el ayuntamiento y en la que colabora el grupo folclórico Tierra de Barros. Los distintos colegios de Primaria e institutos de Secundaria, a través de la asociación de padres y madres la mayoría de ellos, montaron sus candelas. En algunos, los alumnos confeccionaron las pantarujas que se quemaron en lo alto de las hogueras para lo que contaron con la colaboración del taller de pantarujas de la Upal.

Hoy tendrá lugar la ofrenda del chocolate en la calle Real, a las diez de la mañana, la bendición de los nacidos en el 2006, en la Purificación, y a las doce y a las siete, la procesión.