Noemí Lallave Cubero (Almendralejo, 1992) ha sido siempre una joven enamorada del mundo de la fotografía y de sus posibilidades para capturar momentos únicos. Es de esas mujeres tenaces y persistentes que persiguen un objetivo hasta conseguirlo, aunque para ello haya que atravesar túneles desconocidos. Lo que no sabía ella era que esta pasión la iba a conducir a un campo casi oculto de la imagen, pero del que ahora puede ganarse la vida: el etalonaje. Tradicionalmente, este vocablo hacía referencia al proceso cinematográfico mediante el cual, a través de procesos fotoquímicos, se conseguía igualar el color, la luminosidad y el contraste diferentes planos. Con la era digital se ha traducido al proceso de producción que corrige el color y la apariencia de las secuencias narrativas en televisión, cine o publicidad. Tras estudiar un grado de realización audiovisual, Noemí se marchó a Madrid y cursó Imagen. Poco después encontró trabajo en la empresa El Colorado y ahora da vida corrigiendo colores a series como Mar de plástico, Pulsaciones o, recientemente, la película de Villaviciosa de al lado.

--De la fotografía al etalonaje. ¿Cómo se explica el proceso?

--Fue todo un poco de casualidad. Quise hacer Fotografía, pero no obtuve plaza en Cáceres y me metí por realización. Luego quise investigar más y me vine a Madrid. Haciendo prácticas me tocó cubrir esta faceta de la corrección de colores, que me ha encantado y en nada ya me he metido con series de cadenas generalistas y cine. Ha sido todo muy rápido, pero muy intenso.

--¿Le resultaba atractiva esta rama de la imagen?

--Si te soy sincera no sabía ni que existía en un principio. Cuando hice prácticas me empezó a gustar, pero reconozco que antes de hablar con la empresa no tenía claro a qué se dedicaban con exactitud. Luego empecé a aprender rápido y he tenido suerte con los jefes, que son grandes profesionales.

--¿Y por qué puede enganchar el etalonaje?

--Al final es pura fotografía. Puedes hacer miles de cosas con una imagen. Nuestra función consiste en tratar la psicología del color y darle intenciones a esa imagen para que pueda crear distintas sensaciones y emociones.

--¿En qué consiste la psicología del color?

--En realidad esto es lo que se lleva pidiendo durante toda la vida cuando por ejemplo se pintaban cuadros. El color te proporciona una serie de sensaciones en función de la gama, la variedad o la intensidad. Un rojo, por poner un ejemplo, te ofrece pasión o energía. Son aspectos abstractos de los que, normalmente, no te das cuenta, pero para nosotros no pasan desapercibidos y solemos utilizarlo para dar un sentido narrativo a la imagen.

--Y en una película o una serie, ¿puede el color cambiar el sentido de lo que se cuenta?

--En realidad se va buscando una corrección en consonancia con la intención que tiene esa imagen. El director de fotografía del producto también tiene mucho que decir y aconseja si hay que darle más o menos intensidad a esa imagen.

--De todos los proyectos que has tratado, ¿le ha sorprendido alguno en particular?

--Quizá por la repercusión mediática que ha tenido te diría que la serie Mar de plástico. Tampoco me había imaginado trabajar a los 23 años para un proyectos de Antena 3 Televisión y con tanta audiencia.

--¿Es muy diferente su trabajo en función de si es para televisión o cine?

--Sí, varía, pero sobre todo cambia en función del presupuesto que se tenga. Normalmente trabajamos con publicidad y con firmas importantes como Coca-cola u Orange, pero también hemos hecho películas para el extranjero y depende mucho de los presupuestos.

--Lo de marcharse a Madrid fue, ¿una aventura o una necesidad?

--Pues al principio fue más que una aventura, pero luego encontré trabajo y ha sido muy necesario tener esta experiencia laboral para crecer en el sector. Fue un acierto, sin duda.

--Y el etalonaje, ¿da para vivir bien, regular o mal?

--A estos niveles, muy bien. Los grandes proyectos de cine o televisión mueven mucho dinero en todos los sectores, incluido éste. Yo tengo la suerte de estar contratada por mi empresa y eso da seguridad. Quizá es más complejo trabajar de freelance, ya que te obliga a moverte más.

--¿Le gustaría profundizar más en sus conocimientos?

--Es mi intención. Una vez conocido este mundo, me gustaría crecer y desarrollarme más.