Ver para creer. Quien nos lo iba a decir, cuando hace tan poco tiempo los gabachos nos quemaban los camiones de fruta en la frontera, que en un estadio de fútbol francés la Selección española, -la roja -, acabaría siendo coreada al grito taurino de ¡Ole!¡Olé! cuando en una parte de España nos quieren afeitar en seco la fiesta nacional. En ese cantón catalán, imitador del histriónico Reino de Valaquia checo, disfrutan con sus festes del correbous , martirizando por las calles a preciosos e indefensos ejemplares, colocándoles bolas de alquitrán ardiendo en sus pitones, bramando de dolor en su tortura. A uno, que le pueden importar las corridas de toros lo mismo que la insectívora comida tailandesa, es decir: nada; ya no le causa ni extrañeza, ni desazón, cualquier mamarrachada de estas. Prohibir por prohibir, con tal de aniquilar lo español, aunque luego nuestro ejército les limpie las carreteras de nieve. Si fuésemos capaces de emular el respeto y buen rollo de nuestra Selección, siendo vascos, catalanes, andaluces o madrileños los que juegan y de sonrojar públicamente a ese millón de insolidarios que "disfrutan" cobrando de sus bajas laborables fraudulentas e inmorales; hiciésemos trabajar a los más de 300.000 costosos liberados sindicales, y la banca, auxiliada ayer, ayudase hoy a empresas y familias, no estaríamos hablando tanto de crisis, toros y cornamentas. Sería la forma más honesta de arrimar el hombro, ahora que está tan de moda invocarlo, y de pensar que un país, lo empequeñecemos cuanto más miserables son nuestros comportamientos. Ya lo dijo Unamuno : "España, podrá ser una gran nación, cuando dejemos a un lado los aldeanismos" .