TMtiguel Hernández, de vivir, cumpliría ahora los cien años. De él subrayo un aspecto menos conocido: su fe cristiana. Los primeros pasos en la educación los da en un colegio en que rigen las nuevas técnicas pedagógicas de las Escuelas del Ave María que puso en marcha en Granada el Padre Andrés Manjón. Otro sacerdote, recién doctorado en Roma, Luis Almarcha, descubre el genio literario del pequeño oriolano y le anima a explotar su talento. Miguel que, desde bien pequeño ya destaca en versos, deja a algún amigo guardar su rebaño mientras, sobre las rocas, escribe él en papel de estraza. Almarcha abre al pastorcillo su biblioteca: "Miguel: Ahí tienes a San Juan de la Cruz, a Gabriel Miró, a Verlaine, a Virgilio..." Y Miguel cuida a sus cabras leyendo "Llama de amor viva" y "La Eneida". Gracias al sacerdote, "El pueblo de Orihuela" le publica sus primeros versos y, con las 425 pesetas que le da Almarcha, edita su "Perito en lunas". Entre sus amigos, el "compañero del alma" es Ramón Sijé, joven que vive comprometidamente su fe cristiana. Escribe el Auto Sacramental "Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras" que, inexplicablemente, casi ni se cita en sus biografías siendo su primera obra de teatro. El poeta dice en él: "¿Por qué tu trigo te afana? Porque a mí me da la gana y porque a ti te lo doy, criatura, ¡atortólate! Ven conmigo a mi era, que es y ha sido lo que espera que seas tú y yo me sé. La ceguera de la fe que alumbra más que dos soles, sus tenebrosos faroles en tu aventura pondrá". Miguel dice a Luis Almarcha, Obispo después de León: "Nos pudo separar la política, pero no la religión ni las aficiones artísticas".