TTtodos estamos últimamente sensibilizados con los acontecimientos de piratería en las costas de Somalia, seguramente porque este tipo de actos creíamos ya muy pasados en la historia y, sin embargo, lamentablemente los asuntos de piratería tienen en nuestra sociedad una vigencia mucho mayor de lo que en un principio podría pensarse.

Nuestra sociedad está especializada en soportar y aguantar piratas, y en muchos casos los tenemos asumidos no como piratas, sino como unos males inevitables.

Torpemente hablamos e identificamos los piratas en los humildes conciudadanos que venden independientemente o a través de mafias, copias de música y cine, más conocidos como los "top mantas", o en los vendedores de bolsos, juguetes e imitaciones fraudulentas, que evidentemente deben de ser evitadas.

Pero es curioso que no veo a nadie criticar abiertamente a otros tipos de piratas descarados, desde posiciones prepotentes y de dominio, que nos atracan a diario y con más frecuencia de lo que parece.

Estoy refiriéndome a esos intermediarios desaprensivos que extorsionan el mercado de los productos agrícolas e industriales, a esos promotores que han controlado y controlan el suelo urbanizable, a esas entidades financieras que a diario aplican aquello de que "esto es lo que hay, si lo quieres lo tomas y si no lo dejas", e incluso algunas entidades como la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) o los distintos colegios profesionales, que lejos de regular una actividad creadora y profesional, actúan como piratas. www.ajescribe.blogspot.com .