Cuentan los libros de historia que después de la II Guerra Mundial, en plena ‘Guerra Fría’ entre el llamado bloque occidental liderado por Estados Unidos y el bloque del Este, encabezado por la Unión Soviética, la falta de aparatos informáticos y ordenadores era suplida por computadoras humanas. Y eran las mujeres las encargadas de realizar los cálculos más complejos y las operaciones matemáticas con alto grado de precisión. La mente de la mujer ha tenido un alto grado de desarrollo en todas las fases de la historia, pero sin embargo, en el campo de las ciencias, cada vez son menos las féminas que deciden apostar sus estudios por esta vía y dedicarse profesionalmente a una de sus ramas.

Con el objetivo de recuperar ese talento innato que tienen las mujeres en el campo de las ciencias ha nacido el programa ‘Las niñas también cuentan’, un plan que contempla una serie de talleres científicos que se instalará por los ochos colegios de Almendralejo dirigido a niñas de 10 y 11 años, es decir, de quinto y sexto de primaria. La iniciativa está impulsada por la Fundación para la Ciencia y la Tecnología y cofinanciada por el ayuntamiento. Será la Escuela de Jóvenes Científicos, que trabaja en varios puntos de la región, entre ellos Almendralejo, la que organizará todas las sesiones de trabajo en los distintos centros, presumiblemente a partir de marzo.

El programa ha sido anunciado con motivo de la celebración del Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra con actividades en todo el mundo cada 11 de febrero. La concejala de la Mujer, Beatriz Palomeque, asegura que son muchas las niñas de estas edades que deciden olvidar la ciencia cuando llegan a la etapa de madurez y de elección de una profesión. «Desconocemos por qué ocurre esto y queremos captar la atención de estas chicas que tienen un potencial innato para las ciencias. Creemos que podemos ofrecerles recursos que puedan servirles en un futuro».

Otro de los objetivos del programa es eliminar la idea existente de que existen unas profesiones determinadas para chicos y otras para chicas, «cuando en realidad todas las personas son válidas para todos los trabajos», dice Palomeque.

La coordinadora del programa es Concha García, quien trabaja también en la Escuela de Jóvenes Científicos. Comenta que en los años 80, en el Centro Universitario de Mérida, había un 30% de alumnado de mujeres que se dedicaban a la informática. Ahora no llegan al 10%, especifica. «No sabemos por qué ocurre esta situación cuando la mujer está socialmente más integrada. Queremos trabajar en los campos de informática y programación para el sector femenino. No podemos asignar roles, ya que cualquiera es capaz de desempeñar un trabajo».

Los talleres que se intalen se desarrollarán de forma lúdica a través de juegos y retos para que «puedan preformar un pensamiento computacional, es decir, piensen cómo se puede resolver un problema o cómo podrían elaborar un programa informático utilizando las herramientas que les damos y para una tarea determinada», apunta Concha.