TTtolerancia, respeto, solidaridad,... todos estos valores están en continua lucha por sobrevivir frente a los llamados valores actuales como el consumismo, la prepotencia, el materialismo... que hacen del ser humano un ser sin conciencia de sus sentimientos, llegando incluso, a situarlo en un plano superficial y frío, dándole más importancia al tener que al ser. Frente a esto, nos preguntamos, cómo se ha llegado a esta situación, buscamos un responsable, y, a veces, cargamos esta responsabilidad sobre los centros educativos, haciendo que éstos sean los depositarios de esos valores, encomendándoles además, la tarea de ser los encargados de, en solitario, fomentar y habituar a los niños y adolescentes en la adquisición de dichos valores. Pero no debemos considerar a los centros como la panacea en lo concerniente a la educación en valores ya que éstos deben ser un medio más que nuestros hijos tienen a su alcance para identificar modelos. Creo, que es una gran carga que los padres les estamos haciendo llevar a estas Instituciones y que no deberíamos recaer nuestra responsabilidad de inculcar a nuestros hijos el orden de la vida. Creo que los padres somos los pilares y los responsables de llevar a cabo esta labor, ya que tenemos que ir dando razones de peso ante sus muchas peticiones y ser más contundentes en nuestras decisiones. Somos los encargados de conseguir que tengan una visión de sus vidas basadas en estos valores, debemos construir patrones de conductas acordes con nuestros tiempos, pero sin perder el punto de referencia, otorgándoles a nuestros valores, el honor de que sean razón para una vida plena.