Como a muchos les ocurre en esta vida, Sergio Salguero (Almendralejo, 1981) decidió seguir el camino que hace casi 40 años ya había marcado su padre para hacerse fuerte en el sector de la higiene y la limpieza. Tomó el testigo de Distribuidora de Higiene de Extremadura (Dihex), una empresa de ventas al por mayor y menor de productos y sistemas de limpieza, higiene y desinfección que, junto con la diversificación de productos, ha penetrado ya en el mercado internacional. Su meteórica progresión le ha valido a Sergio Salguero el Premio Joven Empresario 2017 de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Extremadura (AJE). Sus cifras y volumen de negocio, su capacidad para generar empleo y su responsabilidad con el medio ambiente han pesado para que el galardón se lo llevara este almendralejense.

-¿Lo esperaba?

-Si le soy sincero, no. Sabía que se había presentado la candidatura, pero cuando llegué a la gala vi un nivel muy alto en los competidores. Es un reconocimiento al trabajo y sacrificio durante años en un sector muy complejo y con alta competitividad. Aquí hay que saber bien buscar alternativas para ser competitivo.

-¿El empresario nace o se hace?

-Creo que se nace y se hace. Un empresario, para empezar, tiene que ser vocacional. No es fácil ser empresario en los tiempos que corren. No somos héroes, pero es muy difícil tirar de una empresa. Y creo que también se hace porque a medida de que te vas convirtiendo en empresario, te vas dando cuenta de circunstancias que te hacen readaptar la idea o modelo inicial que tenías a un proyecto más definido.

-¿Por qué el sector de la limpieza?

-Mi padre viene trabajando aquí desde hace 40 años. Yo he intentando adaptarnos a los tiempos de hoy día en todos los sentidos. Las empresas no han cambiado mucho y Dihex es ahora una empresa 3.0.

-Y el cliente también cambia.

-Por supuesto. Hay que tener en cuenta que vivimos en la era de la globalización y el cliente es el mundo. Si uno trabaja bien un proyecto o un modelo de negocio, lo puede internacionalizar sin problemas.

-¿Deja de darle vueltas a la cabeza un empresario?

-Imposible. Nosotros hemos sacado varios proyectos como Ecogreaser, las tiendas franquicias de Dishome y el proyecto que más me ilusiona como es Compromiso de Higiene, un sello que certifica que el establecimiento está limpio, es ecológico y está comprometido con el reciclaje.

-¿Opina que están bien combinadas las empresas públicas y privadas?

-Creo que no. Opino que deberían ir más de la mano. Siempre creo que es necesario desde la administración regional algún convenio para que el universitario que acabe su carrera pueda ir directamente a la empresa privada. Ser patriotas de nuestra tierra.

-¿Qué es lo más difícil de ser empresario?

-Posiblemente, adaptarse al día día. Hay jornadas que salen torcidas y que tienes ganas de arrojar la toalla, pero hay que saber llevar esos momentos para cuando lleguen los buenos. Hay que preparar la mente. Cuando uno monta un negocio se cree que va a ganar mucho dinero y eso no es así. Mientras más crece, más dinero se necesita. El éxito es el resultado obligado de la paciencia, la razón y el corazón.

-¿Y la tecnología?

-Es clave. A mí me preguntan que cómo podemos poner tecnología a un detergente de ropa. Y ganamos todos. El cliente, que sabe que su producto lleva el componente químico necesario; el operario, que lo toca, y la empresa, que se diferencia.