He releído estos días la extraordinaria "Historia de Cristo" del italiano Giovanni Papini, autor de "Miguel Angel en la vida de su tiempo", "Historia de la Literatura italiana" y "El juicio del mundo", entre otras magníficas obras . Peculiar en sus escritos es su estilo incisivo, su rigor histórico y su lenguaje cercano que le pone en diálogo directo con el lector. En el libro citado en primer lugar, me alegró reencontrarme con estas frases: "César en su tiempo hizo más ruido que Jesús, y Platón enseñaba más ciencia que Jesús. Todavía se habla del primero y del segundo, pero ¿quién se acalora por César o contra César? ¿Y dónde están hoy los platónicos y los antiplatónicos? En cambio Cristo está siempre vivo entre nosotros. Hay todavía quien le ama y quien le odia...El enfurecerse tanto contra él dice bien claro que todavía no ha muerto. Los mismos que se desviven por negar su doctrina y su existencia pasan la vida recordando su nombre". Ciertamente Jesús sigue viviendo en su Iglesia. Hace 20 siglos El fue perseguido porque su predicación molestaba a los jerifaltes del pueblo, fariseos, saduceos y sumos sacerdotes. Hoy la doctrina de su Iglesia, defendiendo el valor de la vida, de la verdad y la justicia, choca contra aspectos de la legislación imperante y no faltan quienes procuran neutralizar sus enseñanzas a base de descalificativos e injurias. Se aprovechan de acciones delictivas y reprobables de algunos de sus miembros para desautorizar a la colectividad de obispos y sacerdotes sembrando así la desconfianza en los fieles. Entre algunos de dentro de la Iglesia y no pocos de fuera, una cosa sí han conseguido: el dolor y el sufrimiento del pueblo de Dios.