La receta para la eternidad no existe, pero hay quienes buscan sus propios trucos para una dulce y sana longevidad. A Pilar Renieblas nunca le atacó una enfermedad y siempre tuvo claro que, cada día, disfrutaría de un pequeño placer que se convirtió en secreto y costumbre al mismo tiempo: tomar una copa de vino y un bombón. «Eso nunca le ha faltado, incluso al llegar a los cien años», asegura uno de sus familiares mientras que con cara de felicidad recibe una pequeña mueca de sonrisa de Pilar Renieblas Pinilla, una mujer que esta semana ha cumplido 104 años y se ha convertido en la más longeva censada en Almendralejo.

Pilar nació un 11 de octubre de 1912 en la pequeña localidad de Arcos de Jalón, en la provincia de Soria. Ha vivido dos guerras mundiales y, mucho más de cerca, la guerra civil española. También ha atravesado la llamada etapa del hambre o las durezas del franquismo, pasando por la transición democrática y la llegada de las nuevas tecnologías. Las casualidades del destino la han traído hasta Almendralejo para vivir su última etapa y acompañada de muchos familiares y amigos ha celebrado su 104 cumpleaños en la residencia Comser.

Es madre de tres hijos: Manuel, de 72 años, que vive en Alicante; José Luis, de 70 años, que reside en Palma de Mallorca; y María Dolores, de 66 años, ahora afincada en Almendralejo. Precisamente una de sus nietas, Beatriz, ha sido quien ha cambiado su destino. Ella está casada con el capitán del Extremadura, Juan José Pereira, quien el pasado verano firmó por el club de fútbol azulgrana para jugar en Tercera División. En muy poco tiempo, Pereira se hizo imprescindible y lograba ascender de categoría, firmando la renovación y tomando la decisión de vivir en Almendralejo, lo que arrastró a la familia de su mujer.

Hasta casi los 80, Pilar vivió en tierras sorianas como ama de casa ejemplar. Quedó viuda a los 66 años y en la última etapa de su vida ha estado intercalando residencias con sus hijos. «Pero es tremenda su fortaleza. Yo llegaba reventado de los viajes a Palma y ella estaba como una rosa», cuenta su hijo José Luis. Hasta hace apenas tres años ha sido autosuficiente, cuentan sus hijos, pero recientemente ha sufrido un ictus que le ha paralizado de cintura para abajo.

«Yo me encuentro muy bien. Nunca he estado mala y he sido muy feliz», cuenta la protagonista con tenue voz. La vida le ha sonreído en salud. Nunca ha tenido ninguna enfermedad y su primera radiografía se la realizó cuando tenía 98 años. «Hasta entonces nada de nada. Ni siquiera molestias ni dolores», dice uno de sus hijos, quien asegura que es «un ejemplo de vida».

Pilar tiene ocho nietos y siete biznietos. Con el que más trata es con el pequeño Lucas, al que tiene en Almendralejo y al que saca, exactamente, un siglo de vida de diferencia.

En la residencia Comser están encantados con esta mujer. Quizá lo del vino y los bombones sea solo una casualidad, pero la vida de Pilar está siendo de lo más dulce. H