TEtl 26 de agosto Madre Teresa de Calcuta hubiera cumplido los cien años. El pasado domingo, 5 de septiembre, se cumplieron los trece de su muerte. Pocos, tal vez, recuerden que fue condecorada con el Premio Nobel de la Paz. Pero nadie olvidará que fue la Madre de "los más pobres de entre todos los pobres". Y para que esta su "maternidad" no muriera con ella, fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Caridad, cuya acción llega a las zonas más pobres del mundo En homenaje a la pequeña-gran Santa, transcribo la oración-programa que ella rezaba con frecuencia y que hizo "vida de su vida": "Señor: cuando yo tenga hambre, envíame alguien que necesite alimentos. Cuando tenga sed, envíame alguien que tenga necesidad de agua. Cuando tenga frío, envíame alguien a quien le dé calor. Cuando tenga una contrariedad, envíame alguien que necesite consuelo. Cuando mi cruz se haga insoportable, hazme compartir la cruz de otra persona. Cuando me sienta pobre, llévame hacia alguien que esté necesitado. Cuando no tenga tiempo, envíame alguien a quien pueda atender un momento. Cuando me sienta humillada, haz que tenga cerca de mi alguien a quien alabar. Cuando me encuentre sin fuerzas, envíame alguien a quien reconfortar. Cuando yo sienta necesidad de la comprensión de los otros, envíame alguien que tenga necesidad de la mía. Cuando sienta necesidad de que me cuiden, envíame alguien al que yo deba cuidar. Cuando yo piense sólo en mí, desvía mi atención hacia otras personas. Haznos, Señor, dignos de servir a nuestros hermanos que, en el mundo entero, viven y mueren pobres y hambrientos".