TCtuando hablamos de Educación, en la mayoría de los casos, inmediatamente se nos viene a la mente la imagen de la escuela y la de todas aquellas personas que la integran y, sin embargo, la Educación abarca mucho más que un espacio limitado como es la escuela ya que preside todos y cada uno de los actos que hacemos a diario. Si nos paramos a reflexionar veríamos que es cuestión de educación el saludar y despedirse cuando entramos y salimos de cualquier sitio, es cuestión de educación el respetar y cuidar el mobiliario urbano, el recoger los excrementos de nuestros propios perros, -pero también es cuestión de Educación el no azuzar a los niños a que cometan actos que impliquen perder las formas e ir contra la convivencia y con esto me estoy refiriendo al comportamiento de que hicieron gala algunos padres y familiares en la agresión sufrida por un árbitro de fútbol de la categoría cadete. Nos parece impensable que personas adultas que creen estar educadas sean capaces de pedir a sus propios hijos que se impliquen en un delito como es atentar contra la integridad tanto física como psíquica de otra persona, sin importarles las consecuencias que este tipo de acciones puedan acarrear en la formación humana de sus hijos. Pero, con este tipo de actitudes, no nos puede extrañar, el que adultos y padres de esta condición, critiquen a la escuela y a los maestros de que no educamos y formamos a sus hijos, y crean que la culpa de todo ello la tiene la sociedad. Todo menos pensar que la responsabilidad primera y última en la educación de los hijos la tienen los padres.