TMte da igual que los gitanos valencianos jaleen entre palmas y fandangos al trajeado Camps al grito de ¡Tío Paco presidente! . Y que el cantaor Manolo Caracol , arrodillado ante el otro Paco , le diese vivas a él y al franquismo implorándole la apertura legal de Los canasteros , su local nocturno de juergas flamencas. Algo parecido me ocurre cuando el mediocre Risto Mejide , cuyo mérito es ocultar sus ojos tras unas cutres gafas de sol, intenta humillar, vejar o ridiculizar a los jóvenes participantes de Operación Triunfo . Es más, cuando escribo esta columna, no sé si el almendralejense Elías Vargas sigue o no en ese concurso musical televisivo. Que su familia esté volcada en intentar "salvarle" no solo es legítimo, sino loable y razonable. Qué padres no lo harían, representa para ellos lo que Tomatito para Camarón . Las madres de los etarras tienen a sus hijos como ángeles o mártires celestiales, y se sienten orgullosas de ellos. Elías , torrente de vida, con tres corazones como los pulpos marinos, es uno de esos jóvenes humildes, rebosantes de ilusión, con ansias de triunfar en lo que le apasiona: la música. Hacer chanza por ser gitano o criticarle por su falta de preparación musical, es propio de escogidos meapilas que mirándose sus ombligos ni perciben su agrio olor. En cualquier caso, Elías , sé tú. No cambies y aprende todo lo que puedas, que será tu mayor éxito. Ya has triunfado. Hasta te imitan. Pero en todo caso, si la cosa te puede, "No te salves" , como tituló Mario Benedetti uno de sus poemas, que ya Unamuno sentenció: En el mundo, hay mucha gente, pero pocas personas".