Banco de Extremadura ha aportado su granito de arena al incesante proceso de concentración que ha sacudido a la banca española en los últimos años. A principios del ejercicio 2002, el grupo portugués Caixa Geral de Depósitos decidió fusionar la entidad con sede en Cáceres con sus otras dos filiales en España, Banco Simeón y Luso Español. La institución resultante operará bajo la marca Banco Simeón, tendrá su sede social en Vigo (Pontevedra) aunque su centro de operaciones queda establecido en la capital de España.

Banco de Extremadura cuenta con una red de 65 oficinas en Cáceres y Badajoz, y su plantilla asciende a 250 trabajadores. La integración con los otros dos bancos de Caixa Geral provocará que su sede deje de estar en la región y que de su denominación desaparezca cualquier vinculación con la tierra. Este hecho tendrá, sin duda, un impacto comercial al provocar cierta desafección entre los clientes.

La fusión de sus filiales en una misma entidad y la adopción de un mismo nombre responde al deseo del grupo financiero portugués por afianzar su posición en el mercado español. En su propósito no descarta la adquisición de algún otro banco de mediano tamaño en España. La unión del Simeón, Luso Español y Extremadura no implica --contrariamente a lo que viene sucediendo en el sector en los últimos años-- el cierre de oficinas al duplicarse sus redes. Las tres entidades financieras tienen ámbitos geográficos de actuación muy diferenciados.

LA FUGA DE LA SEDE SOCIAL

El Luso Español tiene únicamente 25 oficinas en siete provincias: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Bilbao, Málaga y Alicante. Sus beneficios son nimios para una entidad financiera y ascienden a 0,22 millones de euros en el 2001. El Banco Simeón es, de los tres fusionados, el que aporta una mayor estructura comercial. Suma 79 sucursales en diez provincias, que concentra en Galicia, Asturias, Castilla y León y Madrid. Sus resultados netos rozan el millón de euros, según datos de la Asociación Española de Banca (AEB).

La ´fuga´ de la sede social del Banco de Extremadura de Cáceres no ha sentado nada bien entre las instituciones locales, ya que se trata de una entidad con 106 años de existencia ligados a la ciudad. Sus orígenes se remontan a 1896, cuando el recaudador de contribuciones Clemente Sánchez Ramos decide fundar una pequeña casa de banca con su mismo nombre. En 1939, la entidad pasa a denominarse Sucesores de Clemente Sánchez Ramos. En la posguerra vuelve a cambiar de nombre para operar como Banca Sánchez. Su sede central actual, en el número 8 de la calle Pintores, fue inaugurada en 1949 pero el punto de inflexión se produce en 1973 al pasarse a conocer como Banco de Extremadura.

UNA HISTORIA CONVULSA

En los 80 y principios de los 90 la entidad vive momentos convulsos en los que se suceden los cambios de propiedad. La familia Sánchez decide su venta al empresario José María Ruiz Mateos, quien integra el banco en el grupo empresarial Rumasa. Como es sabido, el Gobierno del PSOE expropió la compañía del empresario, tras lo cual la entidad fue adquirida por el Banco Bilbao Vizcaya (BBV) ya a finales de los 80. Tres años después, cayó en manos de Caixa Geral, que ha mantenido a la entidad con el nombre de Banco Extremadura hasta la actualidad.

Puesto que la integración de las tres sociedades ya se ha realizado, es previsible que en los próximos meses comience la implantación de la nueva imagen visual en todas las oficinas de la cadena. Caixa Geral ve la fusión como el resultado natural de su evolución en España y el tiempo dirá si es acertada o no.

El resto de entidades financieras que operan en la región ha continuado con su política de los últimos ejercicios. Los grandes bancos, el SCH y el BBVA, han cerrado los últimos flecos de sus respectivas fusiones con el cierre de numerosas oficinas. Por contra, las cajas de ahorro han continuado con su estrategia de expansión basada en la apertura de más y más sucursales. Cada vez es más frecuente que entidades de ahorro con la sede social a cientos de kilómetros de la región abran delegaciones en territorio extremeño.

Con respecto al impuesto sobre depósitos, más conocido como impuesto a la banca, no se conocerá su capacidad recaudatoria hasta junio. La Junta pretende ingresar 36 millones de euros anuales.