Extremadura ha dado los primeros pasos para recuperar una memoria histórica en la que hubo vencedores y vencidos, pero en la que no pretenden buscar culpables. La guerra civil dejó secuelas en una región que, ahora, trata de devolver el nombre, y con él la dignidad, a los extremeños reducidos al olvido. Sin el rigor de un dato científico, algunos investigadores aseguran que más de 10.000 personas desaparecieron durante la contienda bélica. El historiador Julio Chaves cifra en torno a 2.000 los cacereños, pero en Badajoz los efectos fueron aún más devastadores.