Lorenzo Ramos, a pesar de ostentar tantos y tan diversos cargos, destaca por su sencillez personal y por su claridad de ideas. Quizá sean esas dos características las que le hicieron hacerse con la victoria de las últimas elecciones al campo en Extremadura. Su visión de estratega político quedó patente tras la fusión de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) con Unión de Campesinos Extremeños (UCE), organización con la que ha conseguido el triunfo absoluto tras conseguir hace cuatro años el control de la provincia de Badajoz en solitario.

Ramos procede de una familia de agricultores colonos de Valdelacalzada y en la actualidad se dedica al cultivo de frutales y de flores, que vende en los mercadillos. En sus invernaderos trabaja su familia y por eso tiene tiempo para dedicarse a las muchas responsabilidades que tiene. Al campo va los fines de semana. Nunca va a dejar su explotación. Es consciente que las demás cosas son temporales y que un día dejará paso a otros.

Su trabajo en el campo lo compagina con el sindicalismo agrario, ya que es secretario de UPA-UCE y preside la Cámara Agraria de Badajoz desde hace ya más de cuatro años.

Muchos días no podía ir a la escuela porque tenía que ayudar a su padre en el campo, ya que eran 11 hermanos a los que alimentar. A pesar de muchas dificultades, consiguió sacarse el título de maestría industrial. A los 20 años dejó los estudios para irse al campo como agricultor a título principal e inmediatamente se puso al frente del sindicalismo agrario.

Lorenzo Ramos es secretario general de UPA Badajoz desde 1989 y secretario general de UPA Extremadura desde 1999. Es presidente de Fundoliva. También preside la Cámara Agraria de Badajoz desde hace ya más de cuatro años. En mayo fue reelegido presidente. En diciembre fue elegido vicesecretario general de UPA en el ámbito estatal, tras el V Congreso Federal. La emoción de la noticia casi le cuesta un disgusto.

VIRTUDES

Ramos tiene una gran virtud. Aparece ante los agricultores como alguien que no está manchado por las connotaciones negativas que tiene la política, a pesar de que lo que hace es precisamente eso, política. Su labor no es nada fácil. El campo vive momentos duros por los ajustes de la Política Agraria Comunitaria.

A Ramos nunca le ha temblado el pulso por hacer valor los derechos de los agricultores aquí y en Bruselas, en muchas ocasiones teniendo que enmendarle la plana a quienes por afinidades políticas tendría que apoyar.

Esta postura y el gran plantel de técnicos del que ha sabido rodearse ha sido primordial para esa victoria junto con José Cruz, de UCE. El tándem fue bien aceptado por los agricultores.

En las elecciones al campo se batieron todos los records de participación. UPA-UCE recibió el respaldo de casi 5.000 agricultores con derecho a voto, el 44,5% del total del electorado extremeño. Su organización fue potenciando y estableciendo oficinas comarcales. El apoyo que se ha prestado a agricultores y ganaderos ha sido percibido por el electorado.

Ramos ha abanderado junto con José Cruz muchas protestas y esa presencia constante en la calle y en los medios ha sido apreciada. Ramos ha tenido la virtud de sumar en un momento en el que el campo extremeño se perdía en luchas intestinas.

Tras su victoria lo que queda claro es que hay dos modelos de política agraria. El de UPA está cercano a la pequeña explotación familiar y es partidario a la modulación de ayudas. El de Asaja, la otra gran fuerza política del campo extremeño, tiene en los grandes propietarios su principal baluarte. Entre sus proyectos destaca la creación de un Consejo Asesor Agrario en que se convierta en interlocutor válido y permanente con la Junta de Extremadura.

UPA quiere que la modulación pase a ser un reparto justo en el que se tengan en cuenta el tipo de trabajadores y las características de la explotación.

Ramos considera que la agricultura atraviesa un mal momento ya que ha pasado de la incertidumbre a la desesperación. A su juicio las inversiones que se hacen en infraestructuras superan a los beneficios que se sacan con las cosechas. Después, las grandes superficies se han fusionado provocando que el mercado se concentre en pocas manos.