Un estudio reveló que 357 antena de telefonía instaladas en los cascos urbanos de la región están a menos de 50 metros de las viviendas. Según el resultado de un examen sobre cien antenas colocadas en Extremadura, el nivel medio de densidad de potencia estaba por debajo del límite legal permitido en 2.788 veces.

El miedo a las secuelas de vivir cerca de las antenas de los móviles desató una alarma social que obligó a revisar las instalaciones y a medir sus emisiones, un trabajo del que se encargaron técnicos independientes.

En la región extremeña, excepto las antenas antes mencionadas, las 300 restantes se encuentran en zonas aisladas, por lo que quedaron fuera de esta revisión ordenada por el Gobierno, aunque las operadoras de telefonía las revisan.