Mohamed Mahdi Saleh es la única persona que ha estado últimamente con Sadam Husein a la que han tenido acceso los periodistas occidentales en Bagdad. Por eso, aunque su cargo es el de ministro de Comercio, ayer los reporteros no le cuestionaron apenas sobre los asuntos de su departamento, sino que le acosaron con preguntas para que dijera algo sobre el estado del presidente iraquí.

Mahdi Saleh y otros ministros celebraron un encuentro con Sadam, cuyas imágenes fueron emitidas el miércoles por la televisión iraquí. "¿Nos puede decir dónde se reunió con el presidente?", preguntó al ministro una periodista francesa. Mahdi Saleh, que pareció crecer de orgullo con la sola mención de que había respirado el mismo aire que Sadam, dio una sonora carcajada como única respuesta. La periodista volvió a la carga. "¿Nos puede decir por lo menos cómo está?". Entonces, el ministro sí respondió: "El presidente está muy tranquilo y confía en que las fuerzas británico-estadounidenses serán derrotadas".

Y no es sólo que Sadam diera imagen de tranquilidad, sino que aparecía riendo a carcajadas junto a sus colaboradores. Estaban en una habitación muy pequeña con muros blancos y desnudos de adornos.

Esas imágenes y la tranquilidad que muestran sus ministros cuando aparecen en público permiten creer que el presidente iraquí ha escapado indemne a los bombardeos.

NO APARECE EN LA TV

Pero, si sigue vivo ¿por qué no lee él mismo sus discursos? Para un militante de base del Baas, la respuesta está clara: "Sadam Husein no aparece más dando discursos en la tele porque es un peligro para él. Con todos esos satélites que EEUU tiene espiándonos seguro que lo detectarían", dice Sami, un baasista fiel.

Hablar del lugar en el que se encuentra Sadam o describir el interior de sus palacios es un tema tabú en Irak que se puede pagar con la vida, según la oposición iraquí. Lo poco que se sabe de su actividad diaria es que, en tiempos de paz, se levantaba temprano, leía cada día decenas de informes de sus servicios secretos y se regalaba varias siestas, ya que ni siquiera de noche duerme más de tres o cuatro horas. "Sadam Husein duerme cuando quiere, aunque para ello deba interrumpir una reunión importante", explica Wafiq al Samarrai, un exresponsable de los servicios de Información del Ejército, ahora exiliado.

Y su fama de hombre invisible aumenta cada día. ¿Dónde está Sadam? ¿Dónde vive? ¿Dónde duerme? ¿Cómo se desplaza de un lugar a otro? Hace años que la CIA gasta sin éxito millones de dólares sin averiguarlo.

Ningún diplomático de los instalados en Bagdad puede responder a estas preguntas porque ninguno de ellos ha visto nunca al presidente. En Irak no es costumbre que los embajadores entreguen sus credenciales al jefe de Estado. De hecho, Sadam Husein está totalmente aislado del mundo exterior.

UN HOMBRE ESCURRIDIZO

La fama de escurridizo que envuelve a Sadam se empezó a cultivar ya durante la guerra del Golfo. La propaganda oficial asegura que el presidente pasó la guerra oculto en una casa humilde. Sin embargo, no es esa la única leyenda que circula. Unos monjes de un monasterio cristiano del norte de Irak también explican que Sadam "pasó en el convento varias noches".

Algunos periodistas iraquís aseguran que la estrategia del presidente consistía en aparecer de improviso en domicilios de clase media baja y se quedaba a dormir allí en compañía de sus guardaespaldas. Y hay datos de que esa táctica se está utilizando estos días.

Ahora, acosado por todas partes, Sadam ha activado esos sistemas para hacerse invisible y, aunque EEUU consiga invadir todo el país, muchos creen que el presidente iraquí puede desaparecer como Bin Laden.