El horror de la batalla se lee siempre en las miradas vacías de los soldados que la han sobrevivido. Por eso decían tantas cosas los ojos de aquel joven militar iraquí. En el fondo de sus ojeras había unas pupilas verdes que, mirando sin ver, vagaban de un lado a otro. Como todo su cuerpo, el rostro de ese muchacho parecía desfigurado por el agotamiento de tantas horas de lucha.

El chico que horas antes pudo haber sido un bravo soldado era ayer un ser frágil y desamparado. Sentado a la puerta del hospital Yarmuk de Bagdad, no paraba de moverse: se sentaba con la espalda recta; después, se agachaba y escondía la cabeza entre las rodillas. Y eso sólo un instante antes de volver a incorporarse apoyando la mejilla en la boca de su Kalashnikov.

UNIFORMES MANCHADOS

Por delante de él desfilaron varios soldados heridos y con los uniformes manchados de sangre pues a ese hospital, el centro sanitario más cercano al aeropuerto, trasladaban a algunas de las víctimas de los combates que enfrentaban a las tropas estadounidenses e iraquís por el control del aeródromo.

Pero, como está ocurriendo desde el principio de la guerra, son los civiles los que se llevan la peor parte. "Más de cien civiles han llegado aquí desde ayer a las 5 de la tarde", aseguró el director del hospital, el doctor Yamal Abdulhasan. "Anoche --recuerda-- los 40 médicos no dábamos abasto. No paraban de llegar heridos, entre ellos muchos niños, con miembros arrancados".

Según este médico, "esta masacre" se debe a que los estadounidenses han atacado los barrios cercanos al aeropuerto con bombas de fragmentación.

Un cirujano del hospital de Armuk asegura que en los últimos días también están teniendo que atender a numerosos civiles "acribillados a balazos por las tropas estadounidenses". Según este médico, se trata de civiles que, para viajar a los pueblos del oeste de Bagdad, toman la autopista que lleva a Jordania, donde hay muchos controles de EEUU.

El director del hospital da la razón a su colega y explica que días atrás atendieron a una mujer que era la única superviviente de una familia que viajaba en un coche que fue tiroteado. "Antes de preguntar, los estadounidenses --asegura el cirujano-- disparan a cualquier coche en movimiento; es como si temieran algo".

El tiroteo de coches llenos de civiles se ha convertido en algo cotidiano en esta invasión. Los soldados de Estados Unidos disparan contra cualquier vehículo civil que les parezca sospechoso pues han comprobado cómo muchos combatientes iraquís se hacen pasar por gente normal para acercárseles antes de abrir fuego contra ellos o hacerse estallar.

Mucho más seguras son las carreteras en dirección a Irán. Allí se está viviendo un auténtico éxodo de bagdadís que huyen de la capital, donde ya no hay luz ni agua, para refugiarse en los pueblos del este de Irak. Estos refugiados temen que, si se quedan en Bagdad, van a ser víctimas de la carnicería con que están convencidos que va a saldarse el asalto estadounidense a la ciudad y las batallas calle por calle con las fuerzas iraquís.

TEMOR A ARMAS QUIMICAS

Los bombardeos les han agotado y no descartan cosas peores. "A mí no me extrañaría que al ver que no pueden conquistar Bagdad, los americanos lancen aquí una bomba atómica o armas químicas", dice Ahmed, un taxista que circula por las calles de Bagdad.

"A la gente le da pánico la batalla de Bagdad", explica Mohamed, un profesor que trasladó a su familia a un pueblo cercano a la frontera con Irán. Para hacer ese viaje, normalmente de hora y media, ayer tardó tres horas y media. "La carretera --relata-- hacia la frontera con Irán está llena de civiles. La gente viaja en coches, camionetas, autobuses... abarrotan los remolques de los camiones. Incluso hay personas que están huyendo a pie".