EEUU le ha puesto precio a la paz social en Um Qasar. Los antiguos funcionarios del régimen iraquí recibirán 20 dólares mensuales (poco más de 18 euros, unas 3.000 pesetas) a partir de hoy. La cantidad, aparentemente exigua, equivale al sueldo medio que cobraban los militares de Sadam Husein.

Con esta remuneración, los maestros podrán volver a trabajar, los médicos podrán recuperar sus empleos y los funcionarios del antiguo ayuntamiento, hoy convertido en Junta Local bajo la autoridad de Najin Abd Madi y del imán Mohamed al Selaui, podrán recuperar sus puestos. ¿Significa esto una normalización? Los militares españoles dicen que no, pero les va a permitir trabajar con más sosiego en su misión sanitaria y de reparto de agua y de la ayuda alimentaria a la población.

El presidente de la Junta Local, el mencionado Najin, fue el encargado de dar la noticia, ayer, a un grupo de periodistas españoles: la Oficina para la Reconstrucción y la Asistencia Humanitaria de Irak se echará la mano al bolsillo y pagará a los exfuncionarios durante tres meses para que la burocracia se ponga en marcha de nuevo.

PROTESTAS

El jefe local respondía así a las protestas escuchadas media hora antes, en la calle, durante el reparto del agua y las raciones de comida de la cooperación española. Los hombres se quejaban de que antes de la ocupación norteamericana muchas familias vivían de la administración y de la ayuda del régimen. "Ahora no tenemos nada y se nos están terminando los ahorros", explicaba el maestro de escuela Yusuf Yacob. Los niños, mientras, trataban de cambiar billetes de 200 dinares, con la imagen del desaparecido Sadam, por un dólar. Decenas de ellos se ubican al pie de las carreteras para ofrecer los billetes viejos bajo un calor de justicia.

Mientras la situación se normaliza, los más de 400 militares españoles con base en el buque Galicia cumplen su segunda semana dedicados a paliar los desastres del conflicto. La guerra acabó con el suministro de agua potable en esta ciudad de 35.000 habitantes y ahora ellos reparten el agua con cubas; la guerra desbarató el modo de vida de la gente y ellos entregan comida --legumbres y carne cocinada en paquetes de campaña-- para evitar que aparezca el hambre; la guerra supuso la rendición de decenas de militares iraquís y a los militares españoles les toca ahora ocuparse de prestar atención sanitaria a los 8.000 prisioneros de un campo ubicado entre Basora y Um Qasar. "No sabemos cuándo los van a soltar", explicaba un militar.

Cuando se cumplen dos semanas de trabajo de la misión española, los médicos del buque Galicia y los desplazados al hospital local contabilizan más de 400 asistencias e intervenciones. En el barco no han podido salvar la vida de un hombre con quemaduras gravísimas, y tampoco la de un niño con el estómago roto por una bomba. Su presencia en el campo de prisioneros garantiza a los detenidos un mínimo de dignidad.

"SENTIMIENTOS ENCONTRADOS"

Como cada tarde, los militares repartieron ayer 625 raciones de comida y 10.000 litros de agua a los jefes de los clanes. Mujeres, niños y algunos hombres se acercaban a los seis grifos del camión cisterna a llenar cubos y latas. "La gente agradece la ayuda de emergencia, pero tiene sentimientos encontrados y quiere gobernar su futuro", explicaba el comandante Manuel Badas. El jefe religioso Mohamed al Selaui repetía hasta tres veces la palabra "gracias". Cerca de allí, Najin proclamaba: "La gente comenzará a comprender que puede trabajar, plantar sus árboles y comer sus frutos sin Sadam Husein".

La reconstrucción de las escuelas es la prioridad de los españoles: han restaurado la única que ha vuelto a funcionar. Junto con los británicos, hoy realizarán una jornada de limpieza de las calles.