Los 14.000 kilómetros que separan el punto más occidental (la isla de Mahón) y el más oriental (la isla de Pascua) de Iberoamérica han servido para bautizar a la plataforma digital puesta en marcha por la Organización Iberoamericana de Juventud (OJI), que tiene como objetivo difundir, promover y defender los derechos de los jóvenes.

14.000 kilómetros sin fronteras es el nombre del juego y la red social que la OJI ha puesto a servicio de 150 millones de jóvenes iberoamericanos. Badajoz fue el lugar elegido ayer para el lanzamiento internacional de esta plataforma on line , ya que fue en la capital pacense donde hace 5 años se firmó la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, que han ratificado 21 estados.

El consejero de la Jóvenes y el Deporte, Carlos Javier Rodríguez, acompañado por el secretario general de la OJI, Eugenio Ravinet, y su secretaria adjunta, Leire Iglesias, presentaron esta plataforma on line a los alumnos del instituto San José, a quienes invitaron a ser los primeros a en recoger esta invitación para que los jóvenes "sean promotores y conocedores de sus propios derechos".

El juego permite crear un avatar, que puede recorrer Iberoamérica de punta a punta. Para obtener recursos --tiene su propia moneda, íbero-- que sufraguen su viaje debe realizar acciones sociales y superar pruebas (preguntas tipo Trivial o sopas de letras). En su periplo, conocerá además de sus derechos, la cultura, la gastronomía y las tradiciones del resto de países. Como red social permite también la interrelación de los usuarios, que pueden chatear, formar grupos de amigos... Basta con entrar en www.14.000kilómetrossinfronteras.org para iniciar este viaje sin pasaporte.

"Esta red social permitirá que seamos más iguales, porque no entiende de barreras y diferencias, sino que trabaja lo más importante: la participación", destacó el consejero de los Jóvenes.

La plataforma es el "alimento" que pretende mantener viva la Convención de Derechos Humanos de los Jóvenes, que "solo es útil si los jóvenes la conocen y la reivindican", apuntó Ravinet.

El rostro visible de la necesidad de que esos derechos se respeten es el de David Ponce, un joven hondureño que desde hace 9 meses reside en Mérida como asilado político al haber tenido que abandonar su país tras el golpe de Estado, contra el que salió a protestar a la calle junto a miles de compatriotas. El tuvo más suerte que otros. Su pareja fue "asesinada" en diciembre del año pasado. No fue el único al que perdió, cinco amigos de su círculo también murieron. Por eso, para él 14.000 kilómetros sin fronteras "es un juego, pero no tan juego. Implica un compromiso que puede cambiar muchas cosas que no cuesta ver si no están en nuestro día a día", reflexionó.