La apertura, ayer, de la torre del Alpéndiz o la Atalaya, conocida popularmente como torre de Espantaperros, fue un acontecimiento que congregó a cerca de 3.000 personas que no quisieron perderse la ocasión de visitar la torre rehabilitada.

Después de la visita frustrada a este monumento del siglo XII, convocada hace unos meses por la Asociación de Amigos de Badajoz, y que dejó a las puertas de la torre a un millar de personas, la asociación organizó ayer una jornada de puertas abiertas en colaboración con el Ayuntamiento de Badajoz.

Desde las diez de la mañana y hasta cerca de los dos de la tarde el público entró, en grupos de unos 30, a Espantaperros por la puerta del adarve y visitaron la parte superior de la torre, cuya rehabilitación comenzó en junio del 2003 con una inversión de 298.000 euros, con cargo al 1% del Ministerio de Cultura.

Pese al difícil acceso, por las características del monumento, subieron muchos niños y también personas mayores. La mayoría de los visitantes iban provistos de sus cámaras fotográficas, ya que desde lo alto podía obtenerse unas imágenes únicas de Badajoz.

Esta es la primera vez que se abría al público desde hace varias décadas, según recordó el vocal de la junta directiva de la Asociación de Amigos de Badajoz, Vicente Carrasco. De hecho, muchas de las personas que se acercaron vieron ayer por primera vez la torre por dentro.

Vicente Carrasco aseguró que después del éxito se repetirá en otras ocasiones la visita, aunque recordó que cualquier grupo o asociación que lo desee puede solicitarlo al ayuntamiento.

Con el fin de garantizar la seguridad, seis miembros de esta asociación se colocaron en distintos puntos del monumento "para advertir de los puntos más peligrosos, por su altura o su estrechez".

UN ASCENSOR PANORAMICO Vicente Carrasco se mostró partidario de que se le saque un rendimiento turístico a la torre de Espantaperros, abriendo de forma permanente y cobrando un dinero por visitarla. En este sentido apostó por sacar partido al patrimonio de la ciudad, "creo que sería un éxito colocar un ascensor que suba a la gente al punto más alto del Puente Real, para ver la ciudad desde arriba, ahora hay uno, sólo habría que sustituirlo por otro panorámico".

La torre del Alpéndiz, que se denomina de Espantaperros por el efecto que producía el sonido de la campana que la coronaba, fue erigida por los almohades en el siglo XII y es la más destacada de las torres albarranas de la alcazaba árabe.