Unas 320 familias se han beneficiado del economato social desde que se abrió en septiembre del 2013. Desde entonces viene atendiendo a una media de 80 familias por año, que han ido rotando con el objetivo de poder dar cobertura al mayor número de personas posible. Aún así, siempre hay lista de espera.

El proyecto, que no cuenta con subvenciones estables y se sustenta a través de ayudas puntuales de administraciones públicas y otras entidades, ha atravesado momentos «críticos» durante este tiempo, según reconoce su presidenta, Mercedes Arias. No obstante, ha logrado seguir adelante y salvo su cierre temporal de diciembre del 2015 a marzo del 2016, cuando se cambió su emplazamiento de un local de la barriada de San Fernando a la nave que actualmente ocupa en el polígono industrial El Nevero, ha podido continuar ofreciendo productos al 50% de su precio en el mercado a familias que atraviesan dificultades económicas.

El economato recibe subvenciones de la Junta de Extremadura, la Diputación de Badajoz, el ayuntamiento pacense, así como la de Fundación CB y la Obra Social de la Caixa, pero son «pequeñas cantidades» que están sujetas a plazos administrativos y exigencias y a las que optan también otras muchas asociaciones con sus proyectos. «Hasta ahora hemos podido seguir a trancas y barrancas», apunta Arias, cuya aspiración es que este servicio, en el futuro, se cubra en gran parte a través de la autofinanciación.

Para ello, se ha puesto en marcha un centro especial de empleo, que recibió la calificación como tal el pasado mes de agosto. Con esta iniciativa se pretende emplear a usuarios del economato con discapacidad y obtener fondos para la compra de alimentos a través de las subvenciones que se reciben por estos puestos. De momento, se han conseguido la contratación de dos personas como vigilantes en el párking abierto por la Fundación Dolores Bas en la calle Joaquín Costa, que explota una sociedad limitada.

Mercedes Arias reconoce que el centro especial de empleo acaba de echar a andar, pero confia en que las contrataciones logradas aumenten. Ahora hay seis desempleados en la bolsa.

GASTOS ELEVADOS/ A pesar de que el dinero es escaso y los gastos «muy elevados» --a la compra de los alimentos se suman el alquiler que abonan por la nave y el gasto en electricidad-, el economato ha seguido incrementando sus prestaciones. Así, ha ampliado su oferta de productos con alimentos especiales para personas con intolerancias alimentarias, que son más caros que los convencionales y que ellos venden también a mitad de precio. En estos momentos, según explica su presidenta, se está elaborando un registro de familias necesitadas con miembros con intolerancias alimentarias a través de las distintas organizaciones que se encargan del reparto de comida, para que sean derivadas al economato.

En este sentido, Arias destaca la colaboración de la Fundación Banco de Alimentos de Badajoz, que les ha entregado los productos de este tipo reunidos en la gran recogida que realizó antes de Navidad y que, a su vez, el economato ha podido ofrecer de manera gratuita a sus usuarios.

También se cuenta con la ayuda de las Cáritas Parroquiales de San Juan de Dios y la Concepción, que sufragan del 25% del coste de los productos que adquieren las familias que derivan al economato, que en estos casos solo tiene que costear otro 25% y no el 50%.

RED DE SERVICIOS BÁSICOS/ Arias reconoce que cualquier tipo de ayuda es «bienvenida», aunque no pretenden restar donaciones al Banco de Alimentos, que es el que la institución «más idónea» para realizarlas, según defiende. Se puede colaborar con una cuota simbólica de 5 euros al mes, así como ofreciendo diferentes servicios a las usuarios del economato a precios especiales. A este acuerdo ya se han adherido una peluquería, un taller mecánico y una clínica de odontología, que les hacen un descuento del 50%. La intención es fortalecer esta «red de servicios básicos», lo que también supone un ahorro importante para las familias.

Ahora el economato social solo abre una vez por semana, pero la idea es que se amplíe a dos una vez que se reciban recursos para poder llenar las estanterías, ahora medio vacías tras el periodo navideño.