Más de la mitad de los incendios que se producen en las viviendas particulares se producen durante los meses que dura el periódico de frío y tienen como causa un sistema de calefacción. Esa situación se produce en cerca del 60% de los casos, en cuanto a la ciudad de Badajoz se refiere, según corroboraron fuentes del Servicio Municipal de Extinción de Incendios.

En el año que acaba de terminar, los Bomberos de Badajoz tuvieron que intervenir en 67 incendios que se originaron en domicilios particulares. De ellos, 38 tuvieron su origen en un sistema de calefacción que o bien estaba defectuoso, o tuvo un manejo incorrecto, ya sean braseros de picón, estufas de gas o calefactores eléctricos.

En el caso de las estufas eléctricas, «los más peligrosos son las que tienen resistencias incandescentes visibles», señaló Basilio González, oficial jefe del mencionado servicio.

Así mismo, en lo que va de año, desde el 1 de enero, el Servicio de Bomberos ha intervenido en otros diez siniestros de hogares, de similares características.

En este ámbito, los incendios suelen tener dos causas principales, aunque puede haber otras en una menor proporción; una es el fuego que se origina en la cocina, bien por dejarla encendida o prenderse el contenido por alguna razón cuando no se está vigilante; y la otra, por combustión y prendimiento de ropas o enseres, como faldas de camillas, o tapizados de sillones o sofás.

En estos casos, el origen del fuego se debe bien a braseros de carbón y/o picón, o a estufas. Este tipo se da en el 56,7% de los casos, según los datos del año 2017. Si bien, no hubo que lamentar víctimas mortales ni de gravedad, aparte de los casos de intoxicaciones por inhalación de monóxido de carbono.

El fuego con origen en los braseros, sobre todo, no se producen solo en las viviendas particulares, «principalmente en pisos, en edificios y en casas bajas, pues se dan menos en unifamiliares», también se originan en contenedores urbanos, cuando se arrojan restos de picón, cenizas y carbonillas sin que esos residuos estén completamente apagados.

Así, resulta que «es complicado comprobar con exactitud las causas de todos los incendios que se producen en los contenedores», algo que sucede de forma relativamente habitual sobre todo en los núcleos urbanos más habitados, como es el caso de Badajoz.

«No se sabe cuántos, ni donde con exactitud, pero sí que se dan incendios provocados por arrojar restos de braseros al contenedor», algo que se detecta de forma especial «cuando ocurre en días de diario, cuando están aislados y en zonas de casas bajas», señaló González, siempre con todas reservas lógicas, pues no hay cifras concretas al respecto.

Lo cierto es que entre los sistemas de calefacción de las casas, se sigue utilizando el brasero, más cuando se trata de personas mayores y con escaso poder adquisitivo, con mayor riesgo de que se produzca un incendio, como es el caso «de calefactores de resistencias incandescentes accesibles». Y si bien este tipo de fuegos se dan en la capital pacense, también se producen en otras poblaciones de ámbito rural.

GESTIÓN DE DESECHOS / Por otro lado, el Consorcio Medioambiental Promedio, de la diputación, desarrolla una campaña entre los ayuntamientos asociados de buenas prácticas para deshacerse de los residuos de braseros, en especial al depositarlos en los contenedores restos mal apagados.

Son muchos los hogares que optan por braseros de carbón o picón, que una vez convertidos en cenizas y finalizada su combustión se suelen arrojar a los contenedores.

Promedio recomienda dejar las brasas 24 horas en un recipiente metálico antes de arrojarlas al contenedor, de modo que no queden rescoldos que pudieran volver a prender. Y aconseja en todo caso apagar las brasas con tierra o arena; no se recomienda agua, aunque se puede hacer, e introducir los restos en bolsas bien cerradas. En 2017 Promedio contabilizó 50 incendios de contenedores en el ámbito rural.