En lo que va de año, 63 menores de edad que han cometido alguna infracción o falta que no llega a considerarse delito han saldado su actuación mediante actos de conciliación o de reparación extrajudicial, en las que ha actuado como mediador el Ayuntamiento de Badajoz, en virtud del convenio que mantiene con la Fiscalía de Menores desde hace tres años.

Estos 63 menores han estado implicados en un total de 31 casos, 10 de los cuales se han solventado con conciliaciones, consistentes en que quien comete la falta se disculpa ante la persona a la que haya molestado o agredido, con la presencia de un técnico del ayuntamiento que confirma la conciliación. A este proceso se han sometido 18 afectados, según los datos que facilitó ayer la concejala de Servicios Sociales, Cristina Herrera.

El resto de los menores (45) han realizado reparaciones extrajudiciales que pueden consistir desde limpiar las pintadas que hayan realizado, cuidar y limpiar el estanque del parque de Castelar, como "castigo" a unos que causaron daños a los patos del río, colaborar en distintas actividades deportivas dirigidas a minusválidos, con distintas asociaciones, o ayudar a limpiar los coches del parque móvil municipal. Las faltas de las que se les acusa son agresiones verbales o físicas leves, hacer pintadas en lugares públicos o arañazos y destrozos en vehículos.

EN FINES DE SEMANA Estas medidas y su duración son designadas por los técnicos del Instituto Municipal de Servicios Sociales, cuya directora, Pilar Morales, señaló que son estos trabajadores los que mejor conocen a las familias, que normalmente reaccionan bien ante la decisión de que un hijo tenga que reparar el daño que haya cometido con acciones extrajudiciales. Siempre se cumplen fuera del horario escolar y normalmente suelen hacerlas coincidir con los fines de semana.

Pero no todos los progenitores son iguales. Herrera ponía el ejemplo del padre de un menor multado por orinar en la calle, que en lugar de castigar a su hijo restándole de su paga el montante de la sanción, presentó un certificado de incontinencia, para que fuese exculpado.

Algunos de los menores son reincidentes, pero excepcionalmente. La mayoría actúa en pandilla, aunque Pilar Morales resta importancia a la gravedad de sus acciones. "Son gamberretes", comentó. Para la concejala Cristina Herrera, este tipo de actuaciones sirven, además, de escarmiento para quienes tienen que cumplir las "penas" tras haber sido sometidos a todo el proceso judicial.